miércoles, 28 de febrero de 2018

TE MARCHABAS...



Te marchabas y perdías en las sombras
y quedaba tu figura en el recuerdo,
sin embargo no sonaban campanillas
ni volvían margaritas con el eco,
las razones se quedaban olvidadas
y surgían los rescoldos y lamentos,
como llamas que perdían su hermosura
condenadas a pudrirse en el infierno;
era extraño que la brisa no soplara
y que fuera aquel nordeste tan perverso,
el causante de la herida intencionada
y la sangre que se helaba por el pecho,
porque el lirio se quedaba estremecido 
en la orilla de algún río, quizás seco,
y sonaban los tambores de la guerra,
y lloraban unos ojos sin saberlo.

Te marchabas con tus lágrimas saladas
y perdías el control del universo,
no sabiendo que lloraban las estrellas
y buscaban a tus huellas con el viento;
las buscaban con la sangre enfebrecida,
añorando tantas noches y paseos,
y también aquellos ratos singulares
en que tú les susurrabas tus secretos,
porque fuiste la inocencia preferida
que leía y que entregaba sus deseos
a través de poesías entrañables
que salían de tus manos y tus versos, 
y era así, porque querías presentarte
desnudada y entregada por entero,
a la vida que con fuerza te llamaba
y al amor que precisabas con denuedo.

"...Te marchabas para siempre, en esa noche,
y unos ojos te lloraron y siguieron,
esos ojos que tan bien tú conocías
y aceptaban tu partida en el silencio..."

Rafael Sánchez Ortega ©
25/02/18

YO QUIERO ESCUCHAR AL MAR...



Yo quiero escuchar al mar,
retener su sinfonía,
ese abrazo de las olas
y el candor de sus caricias,
porque el salitre que llega
es aroma que cautiva
con pasión de las galernas
y leyendas escondidas,
y es también esa gaviota
que pasea por la ría,
que se eleva sobre el agua
y que busca una barquilla,
porque luego, por la tarde,
sesteará mientras vigila,
con los ojos bien atentos
al marino por la orilla.

Yo quiero sentirte, Mar,
compartir las margaritas
una tarde, y otra tarde,
mientras miro tus pupilas,
y la luna seductora
llegará con su sonrisa,
a dar cuenta del momento
y a brillar en esta cita,
donde sobran los relojes
y se paran los tranvías,
porque el centro de la imagen
son las olas tan tranquilas,
es el mar que se adormece
al impulso de la brisa,
con los besos de mis labios
que tu nombre aquí musitan.

"...Yo quiero decirte, Mar,
que a mi alma estás unida,
y no quiero que me dejes
ni perder tu fantasía..."

Rafael Sánchez Ortega ©
24/02/18

lunes, 26 de febrero de 2018

ERA UN VIERNES...



Era un viernes, de invierno, como tantos,
y amanecía el mar junto a la playa,
las olas murmuraban dulcemente
para quitar la sal de sus pestañas.

Habían madrugado las gaviotas
y buscaban comida entre las algas,
ese manjar sublime y deseado
que sus picos tomaban y tragaban.

El faro contemplaba silencioso
la luz del horizonte, con el alba,
el sol que sustituye su trabajo
haciendo más extensa la atalaya.

Cabizbajo y mirando hacia lo lejos,
indolente al rumor de la resaca,
paseaba sin rumbo definido
un gorrión desprendido de la rama.

¿Qué misterio ofrecía su figura
y por qué por la arena caminaba,
un gorrión que tenía tierra adentro
un lugar, con su nido y con su casa?

No hay respuesta real a esta pregunta
ni pretende el poeta reflejarla,
hoy se quedan, tal vez, en el tintero
las esquirlas de tinta muy calladas.

Me pregunto mil cosas, cada día,
y, a la vez, cuando empieza la mañana,
por ejemplo, si hay vida en los silencios,
y también si hay respuestas en la nada.

Pero veo que ruge la tormenta;
las preguntas me ahogan la garganta,
y no tengo respuestas a las mismas
ni tampoco  yo sé dónde encontrarlas.

"...Era un viernes, de invierno, como tantos,
cuando vi que los cielos, me enviaban,
unos versos de paz a mis preguntas
y el salitre y caricias de las aguas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
23/02/18

domingo, 25 de febrero de 2018

MIS MANOS EN TUS MANOS...



"Mis manos en tus manos
mis dedos con tus dedos",
la voz que así cantaba
decía sin recelo,
y todo en una tarde
marchita del invierno,
la luna sonreía
al niño tan inquieto,
afuera, en los jardines,
rompíase el silencio
por medio de los pasos
de  jóvenes inquietos,
que rápidos marchaban
en busca de los besos,
y a cambio recibían
la brisa de los vientos
por eso se inquietaban
las almas y los pechos,
carentes de caricias
y hambrientos del deseo.


"Mis manos en tus manos,
mis dedos en tus dedos",
el canto proseguía
y no como un lamento,
pasiones desatadas,
cerezas de otro tiempo,
con dedos muy nerviosos
corriendo por el cuerpo,
y así, como hormiguitas,
volvían los recuerdos,
eternas filigranas
de locos y de cuerdos,
¡bendita la inocencia
del niño que en su seno,
buscaba el paraíso
en medio de los sueños!,
por eso son sagrados
los cánticos aquellos,
que ahora recordaba
un canto soñoliento.

"...Mis manos en tus manos,
mis dedos en tus dedos..."

...Y así, sin más palabras
se hacía corto el tiempo.

Rafael Sánchez Ortega ©
22/02/18

sábado, 24 de febrero de 2018

HAY MUCHA SOLEDAD...



Hay mucha soledad en esta noche
y yo quiero esa nota musical
que rompa las tinieblas del silencio.

Necesito desprenderme de las cadenas que me atan,
aspirar el perfume de la luna y las estrellas,
escuchar el rumor de las olas en la playa.

Debo lograr que mis pies caminen de nuevo,
que avancen y rompan la interrogante de lo desconocido,
que suenen sobre las losas de la nada...

¡Y llorar, reír, gritar y hasta maldecir!, si acaso,
para lograr que todos los demonios y los miedos
alivien los dolores de mi alma.

Rafael Sánchez Ortega ©
21/02/18

viernes, 23 de febrero de 2018

HE VISTO EL AJEDREZ...



He visto el ajedrez sobre la mesa.
Recuerdo las partidas que jugamos,
las tardes y momentos compartidos,
los ratos entre torres y caballos.

Me vino a la memoria una partida,
aquella que perdí bajo tus labios,
el beso que surgió fueron palabras;
palabras y silencios prolongados.

Jugabas con tu risa persistente,
el jaque se acercaba, sin dudarlo,
usabas la variante que una noche
te había yo enseñado con agrado.

Te vi atacar y no me importó nada,
ni quise, al rey, cubrirlo y enrocarlo,
dejé que progresaran tus alfiles
y esperé que llegara tu zarpazo.

Pero tú prolongando la agonía,
avanzaste el caballo con un salto,
atacando a la reina y a la torre,
y cambiando las normas de aquel acto.

Me quedé sorprendido con tu juego,
como un niño entre versos atrapado,
y entendí que tomaba la partida
una forma infeliz bajo tu mando.

Pretendías llevarme a tu terreno,
y cazar mis peones paso a paso,
bloquear a las torres inactivas
y llevar a la reyna hasta el cadalso.

Y lloré como lloran los cobardes,
sorprendido y cayendo en tus engaños,
y tendiendo mi rey sobre el tablero,
simplemente te dije: "Tú has ganado".

"...He visto el ajedrez sobre la mesa,
y de nuevo me he puesto a recordarlo,
tú ganaste, sin duda, la partida,
y perdí la caricia de tus manos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
20/02/18

jueves, 22 de febrero de 2018

HE VISTO UNA MARIPOSA...



He visto una mariposa
muy cansada, dando vueltas,
y en sus alas la nostalgia
se mostraba con tristeza,
yo pensé que era el cansancio
el rocío de la seda,
en las alas temblorosas
que acusaban las tormentas,
pero estaba equivocado
y era el fruto de las gueras,
de batallas intestinas
y de dudas y de nieblas,
y por eso di mi asilo,
en mi casa y mi cosecha,
a la tierna mariposa
que temblando vio mi puerta.

He visto una mariposa
y he pensado en las gacelas
que volando por los aires
van buscando las estrellas,
pero sé que es fantasía,
y locura que se hiela,
es delirio de los niños
y hasta un verso en un poema,
sin embargo así lo vivo
y lo siento tan de cerca
que hasta voy por esos cielos
entre bosques de azaleas,
yo persigo la esperanza,
dejo atrás tristeza eterna,
porque quiero mariposa
ser gacela en primavera.

"...He visto una mariposa
descansando en la pradera
y al mirarla siento ganas
de ser yo con quien se duerma..."

Rafael Sánchez Ortega ©
19/02/18

miércoles, 21 de febrero de 2018

ME GUSTAN...



Me gustan los temblores de tus ojos
que emiten sensación y fantasía,
desgranan una esencia deliciosa
y gritan los placeres de la vida.

Seguro que siguiendo sus destellos
arribas al candor y a la sonrisa,
la misma que se ofrece por tus labios
y suple los abrazos y caricias.

Los besos de tus ojos, sin palabras,
la eterna placidez de tus pupilas,
el verso que se escapa de tus ojos
es algo que desborda y que palpita.

Me gusta detenerme en tus pestañas,
rozarte con mis dedos la barbilla,
notar ese temblor que a ti te llega
y el fuego de tu pecho que se excita.

Por eso son tus ojos como un faro,
su luz es el encanto que destilan,
la suave mariposa que aletea
y lleva inspiración a quien la mira.

Hay algo de especial que se desprende
al verte tan serena y tan tranquila,
buscando con tus dedos una pluma
y luego, sin dudar, una cuartilla.

Me gusta contemplar, en el silencio,
y ver con tu mirada siempre limpia
la nube que amenaza en la mañana
y el sol que reverdece al medio día.

"...Escribes el poema más hermoso,
que llega con un beso a mi mejilla;
escribes y lo emiten, sin palabras,
tus ojos a los míos que suspiran..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/02/18

martes, 20 de febrero de 2018

ESTÁBAMOS LOS DOS...



Estábamos los dos en aquel cuarto
mirando, por despacio, al infinito,
buscábamos los mismos horizontes,
la eterna soledad, en los vinilos.

Mirábamos, sin ver, en la distancia,
la sombra alambicada de los lirios,
y todo con rumores de resacas
y notas de cascadas y de ríos.

Pensábamos también, sin darnos cuenta,
en tiempos de un pasado ya vencido,
sabiendo que la música añorada
colgaba del futuro con un hilo.

Momentos de cansancio y de sorpresa
con algo de sopor, mal contenido,
y todo por vivir intensamente
ansiando por un mundo muy distinto.

"...Estábamos los dos, inseparables,
hermoso corazón que vas conmigo,
buscábamos las mismas sensaciones
y a cambio les dejábamos suspiros..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/18

lunes, 19 de febrero de 2018

ERA UNA TARDE GRIS...



Era una tarde gris de invierno;
llovía en la calle
y llovía en el alma.

Tenía el bolígrafo entre los dedos,
ya que intentaba escribir,
pero nada salía de su corazón.

De pronto sus dedos se agitaron
inquietos,
y apretando el bolígrafo
empezaron a escribir
lo que el alma le dictaba...

"...Quisiera ser el cáliz de tus sueños,
la brisa que te inspire los poemas
la tierna melodía que te llene
y eleve su ternura a las estrellas..."

Fue un instante, tan solo,
unos segundos,
y tras leer lo que había salido al cuaderno 
añadió:

"...Pd. ¿Alguien acepta...?"

Rafael Sánchez Ortega ©
17/02/18

domingo, 18 de febrero de 2018

EL TIEMPO...



El tiempo nos va dejando 
la soledad y el silencio
a medida que se esfuman
con nostalgia, nuestros sueños,
y es entonces que protesta
el corazón tan hambriento
a medida que la sangre
del fuego se pasa al hielo,
porque la hoguera de antaño
sus cenizas llevó el viento,
y la sangre congelada
se ha quedado sin los besos,
la caricia de las manos,
la intensidad de los dedos
que con fervor e inocencia
acariciaban tu pelo...

El tiempo se va pasando
y la estación no está lejos,
con el andén en penumbras
de oscuridades y miedos,
y aunque el pasado está inmóvil
siempre vuelven los recuerdos,
las nostalgias contenidas
por tantos bellos momentos;
cuesta elevar la mirada
y sentir que todo aquello
ha quedado en el verano
ya pasado y que está muerto,
porque se vive el presente
peleando con denuedo,
aunque la lágrima surja
por diferentes conceptos.

"...El tiempo marca el destino
al corazón que, en invierno,
sigue sintiendo la vida
aunque agonice por dentro..."

Rafael Sánchez Ortega ©
16/02/18

sábado, 17 de febrero de 2018

QUEDÓ UN TROZO DE HIELO...



Quedó un trozo de hielo en el alma
y es difícil de aceptar
a pesar de que los sentimientos
se quedaron congelados
desde entonces.

Fue en aquel viaje inolvidable,
que en realidad sirvió para hablar
y decirnos muchas cosas,
que teníamos pendientes.
Parecía que todo estaba aclarado,
que había coincidencia,
que se respetaba la libertad,
que se miraba adelante
y que los viejos trapos sucios
quedaban lavados
y se ofrecía, ante nosotros,
un horizonte diferente.

...Pero no fue así.
A los pocos días volvieron a salir
los trapos sucios,
volvió la desconfianza,
surgió la duda, nuevamente,
renacieron las cenizas de los celos,
y apareció, sorpresivamente,
la mentira.

Eso dolió, me dolió 
y la herida fue muy grande.
Brotó la sangre del alma
y nació la lágrima en los ojos.
Me sentí triste 
y me encontré dando vueltas
a un bucle sin principio ni final.
Pude salir de ese estado 
buscando un culpable
y no lo hice. 
Pensar que tú tenías la culpa,
que tus mentiras,
(tu mentira), 
eran la causa de aquella situación,
hubiera sido lo fácil.
También pude quedarme 
en que la culpa era mía
por haber permitido extender
un sentimiento sabiendo
que no era sincero
y que ocultaba otras peculiaridades
que me omitías.

Pero nada le dije a la figura
que reflejaba el espejo de mi alma
cuando me miraba,
cuando trataba de buscar una explicación,
cuando suspiraba intensamente
tratando de que el dolor y la tormenta
pasara.

¡No!, nada dije y tampoco tomé
una decisión.
Permití que el silencio, mi silencio,
y tu mentira hicieran más honda la herida,
que el tiempo y la distancia
nos separaran,
y me quedé con tus letras y tu imagen
en mi recuerdo,
con la figura idealizada que, un día,
llegó a mi lado
y me ofreció un mundo de utopía,
y me quedé, también,
con aquella voz que me arrulló 
y leyó mis poemas tantas veces.

¡Pobre imbécil, me dije...!

Pero qué le vamos a hacer,
así es la poesía,
aunque, a veces, alcanzarla,
es como buscar y escarbar en el alma
para, al final, 
encontrar solamente un trozo de hielo,
y en el corazón,
la carencia total de latidos

Rafael Sánchez Ortega ©
15/02/18

viernes, 16 de febrero de 2018

AQUÍ ESTAMOS, OTRA VEZ...



Aquí estamos otra vez, en esta fecha,
aunque no sé si tú la sigues y celebras.

En realidad es un día más del calendario
y tú y yo, creo, 
que seguimos caminando
por senderos diferentes.

Ignoro dónde estás y dónde andas 
y si hay algo que te impide saludarme,
pero supongo que estarás ocupada
en los mil y un quehaceres
que rodean tu existencia.

Por mi parte te diré que tengo 
una costura en el alma
y que no encuentro la manera
de poner el remiendo adecuado
que devuelva la sonrisa a mis labios.

Pero supongo que es cosa de la temporada,
de este invierno 
que se ha metido hasta los huesos,
y, ¡por qué no!, de los años 
que van cargando las espaldas
de una manera preocupante.

Quedan días para la primavera
y soy consciente de que hay que pasar
el invierno que resta,
y con él una página más del calendario
personal de la vida.
Por eso no sé si será acertado
continuar con el remiendo del alma
o dejar este trabajo para otras manos
y otro tiempo,
cuando la primavera llegue,
cuando la ilusión vuelva al pecho,
cuando el corazón recobre la energía
y sus latidos sean gritos, 
(¡bendita utopía!),
cuando los días tengan tantas horas
que la noche se encoja
y las sombras acaricien
y me hagan pensar que es la luna
y las estrellas quienes llegan
a mi lado.

Porque lo evidente es que los suspiros continúan,
a pesar de la ausencia de tu mano entre la mía,
de tus dedos, que extraño,
y que los míos, me reclaman en su espacio
y contacto,
de los besos robados de tu boca
y los otros que de una manera natural
llegaban a los míos de tus labios.

Por eso te decía que "aquí estamos otra vez
y en esta fecha", 
tal vez con el recuerdo, y tu recuerdo,
porque cada día del año es una fecha
y, estoy seguro, de que se podría hacer
un relato y un diario, 
si me apuras,
de aquella singladura en que consciente
o inconscientemente nos embarcamos, hace tiempo, 
y creímos, (o creí), 
tocar el cielo con las manos.

Pero vuelvo al remiendo del alma
y creo que lo mejor será seguir así,
ya que no quiero mendigar a nadie
para que cosa esta prenda,
para que hilvane unos versos
recorriendo un recinto sagrado
y forme ese poema soñado,
y tantas veces añorado,
ya que mis dedos no aciertan
y la vista se confunde.

Rafael Sánchez Ortega ©
14/02/18

jueves, 15 de febrero de 2018

QUIZÁS YA NO TE VUELVA A VER...



Quizás ya no te vuelva a ver,
y en realidad lo siento,
pero la vida pasa y continúa
y nos lleva por caminos diferentes.

Podríamos decir que es el destino,
que lo que tuvo que pasar atrás quedó,
con nuestros sueños,
y en mi caso con cristales olvidados
y esparcidos por el suelo.

Es posible que allí queden los recuerdos,
las imágenes sagradas de un instante
y un momento que se añora,
que te arranca mil suspiros
cuando vuelves hacia el mismo
tu memoria,
y hasta sientes el latido enamorado
de tu pecho, 
en ese acto inolvidable,
que regresa hasta tu lado,
como llegan las resacas a la playa.

Pero como ellas, 
son los ecos desgranados 
de una orquesta de la vida
los que llaman a la puerta,
los que vuelven del pasado
con nostalgia,
los que dejan el susurro 
de tu nombre,
los que vienen con el humo y el olor
de aquel cigarro que fumabas,
los que muestran ese faro reluciente
de tus ojos,
los que emiten aquel verso, de tus labios,
que sabías me gustaba,
los que dictan ese adiós
en tu partida "sin palabras"...

...Y ese eco, en la resaca que me llega,
es un algo que se apaga
y que se aleja,
porque siento que marchaste
y que marché,
que cambiamos de estación,
y que tomamos nuevos trenes 
que enfilaron un destino diferente,
y ninguno quiso hablar
ni compartir aquel momento
y hasta fue muy convincente
la mentira posterior 
que me ofreciste por teléfono
al decir que no me amabas.

Yo te pude revocar esas palabras
y hasta incluso demostrar 
que me mentías
porque había conservado tus escritos
en el alma,
porque escucho tus palabras
cada día,
(aunque ahora ya no sé
si me mentiste desde siempre).

"Quizás ya no te vuelva a ver",
tú me dijiste,
"y en realidad lo siento mucho", 
te contesto en el poema,
porque, a pesar de nuestras diferencias,
tenía la esperanza de decirte
todo esto cara a cara..."

Rafael Sánchez Ortega ©
13/02/18

miércoles, 14 de febrero de 2018

UN NIÑO QUE VA DESCALZO...



Un niño que va descalzo
con la mirada perdida,
es un pedazo del cielo
que precisa de alegría,
es la ternura encarnada
con su figura tan linda,
y el angelito sin alas
que por delante camina,
es la sombra que persigue
muy difusa, y que mendiga,
y es la solana tanfresca
donde pasea la brisa,
pero también es la imagen
que va sembrando de vida,
y la mirada y preguntas
por las que el niño suspira.

El niño que va descalzo
causa en el alma una herida,
porque los niños entienden
y lo que ven lo asimilan,
ya que algunos van sufriendo
por carencias infinitas;
es un algo que protesta
revolviendo las esquinas,
y es que el mundo es tan injusto
por la pobreza y comida,
ya que hay niños que les sobra
lo que a otros se escatima,
y por eso unas chancletas
o unas simples zapatillas,
aunque sean de rebajas,
servirán por unos días.

"...Un niño que va descalzo,
es la vergüenza añadida,
para el hombre y su conciencia,
mientras el mundo delira..."

Rafael Sánchez Ortega ©
12/02/18

martes, 13 de febrero de 2018

UN DÍA TE PERDÍ...



Un día te perdí
y atrás quedó el silencio,
arriba las estrellas
lloraron por mis sueños,
también las amapolas,
mecidas por el viento,
sacaron su tristeza
cerrándose sus pétalos,
y en medio de la tarde
sentí que todo aquello
volaba de mis manos
cruzando el universo,
te ibas a otra parte,
un mundo quizás nuevo,
y atrás quedaba el hombre
temblando con sus miedos.

Antes de conocerte
tuve un presentimiento,
quizás era un susurro
llegado de los cielos,
sentí que tú llegabas
viniendo de muy lejos,
quizás de otras ciudades
cruzando los desiertos,
sentí que me mirabas
y algo alteró mi pecho,
mis manos a tus manos
buscaban con anhelo,
y luego, en un abrazo,
fundianse dos besos,
tus labios y los míos,
saciando su deseo.

"...Un día, en un instante,
mis ojos no te vieron,
y un niño se hizo hombre
y allí terminó el cuento..."

Rafael Sánchez Ortega ©
11/02/18

lunes, 12 de febrero de 2018

ME ACUERDO...



Me acuerdo de una noche,
perdida de la infancia,
las sombras me cubrían
y el miedo me embriagaba,
entonces vi la luna
llegando con su magia,
los ojos sonrientes
y el blanco de su cara,
me dijo, en un susurro,
que no temiera nada,
y un cuento de sus labios
salió de sus palabras:

"Arriba las estrellas
y abajo las cigarras,
buscaban a los niños,
y en ellos disfrutaban,
jugando por el bosque
con elfos y con hadas;
se hicieron muy amigos
de ciervos y de ranas,
también de girasoles
y setas encantadas;
pidiendo a las alondras
dormir en su cabaña,
un día un pastorcillo
lloró porque una vaca
perdió su ternerito
muy cerca, en unas matas,
y entonces surgió el roble,
llamó a la anciana haya,
y fueron en auxilio
del ser de cuatro patas,
y el dulce ternerito,
volvió junto a su amada,
la madre primorosa,
del cuento y la esperanza;
la vaca enternecida,
mugió dando las gracias,
lamió a su ternerito
volviendo hasta su cuadra"

Los niños se durmieron
prendidos de la nana,
los árboles del bosque
tejieron telarañas,
muy lejos de los ríos,
detrás de las cascadas,
y lejos de las gentes
que no entendían nada.
¡Bendita es la inocencia
del niño que se escapa
y busca en las estrellas
el brillo de su alma!

"...Me acuerdo de una noche
lejana, como tantas,
que ahora yo la añoro
sintiendo su nostalgia..."

Rafael Sánchez Ortega ©
10/02/18

domingo, 11 de febrero de 2018

LABIOS ROJOS...



"...Labios rojos, rojos labios
que suspiran y que tiemblan,
cuando sienten a la brisa
de otros labios que les llega;
y esa brisa tan sublime
tiene el néctar y la esencia,
labios rojos, rojos labios,
que precisan y desean,
y también lleva el susurro,
la pasión que se despierta,
labios rojos, rojos labios,
que musitan con su lengua;
son el cáliz tan ansiado,
la fontana siempre fresca,
labios rojos, rojos labios,
y el alivio de la lengua,
porque el hombre que os busca,
busca el yodo en las mareas,
labios rojos, rojos labios,
y el salitre de tus venas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
09/02/18

sábado, 10 de febrero de 2018

ASUSTA...



Asusta detenerse ante el abismo
y ver, con claridad, hasta la nada,
es fácil que se acabe la jornada 
y acuses el cansancio del seísmo.

Asusta la verdad y el espejismo,
el tierno girasol y la cebada,
el hombre con el alma acorazada,
y el niño que presencia el cataclismo.

Asusta, en el silencio, el rudo grito,
la voz de la galerna atronadora,
y el pecho que contiene la emoción.

Asusta contemplar, del infinito,
la nada, en el vacío, arroyadora
que ahoga, sin descanso, el corazón.

Rafael Sánchez Ortega ©
08/02/18

viernes, 9 de febrero de 2018

CAMINA...



Camina por la calle,
no temas a la lluvia,
sus gotas te acarician
y llenan de ternura;
es fácll que tus pasos
vacilen por las dudas
se pierdan en las ramas
del miedo y la locura;
si acaso ocurre esto
no temas las preguntas,
la lluvia está a tu lado
y besará tu blusa,
es fácil que si insistes
te enseñe hasta la luna,
con cara sonriente,
detrás de la penumbra.

Camina por la vida
de forma muy segura,
no temas los halagos,
tampoco la fortuna,
a veces la pobreza
es nota de dulzura
y puede que en los rostros
no asomen las arrugas,
por eso yo te digo
que sigas sin excusas
que marches al destino
a ver lo que te oculta,
quizás estén tus sueños,
aquellos de la cuna,
o puede que el presente
te ofrezca su conjura.

"...Camina en este invierno
de nieves tan profundas,
no dejes que la noche
te envuelva y te confunda..."

Rafael Sánchez Ortega ©
07/02/18