¡Qué bellos los recuerdos
si tienen mariposas!,
momentos retenidos
que vuelan y que asombran,
que alegran las pupilas
igual que tantas rosas
que adornan los jardines
dejándonos su aroma,
por eso estos recuerdos
no saben de las horas,
tampoco de minutos
que cansan y que ahogan,
se quedan en las alas,
tan tiernas y preciosas,
del hada que las lleva
prestándonos sus notas...
En ellas, los recuerdos,
son voces silenciosas,
que llegan y que pasan
rozándonos sus sombras,
y son como caricias
un tanto misteriosas
que vuelven del pasado
sedientas de dar forma,
y entonces nos abrazan,
ocultan su corona
y bajan a la playa
al baile de las olas,
y allí, con las resacas,
bailamos a deshoras,
también nos desnudamos
del alma y de la ropa...
"...¡Qué bellos los recuerdos
y estampas tan remotas!,
en ellos se embriagaban
los niños con su prosa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
21/02/19