Hoy me viene a la memoria
aquel niño de hace tiempo,
el poeta, con sus libros,
caminando hacia el colegio.
Era un niño ilusionado
por leyendas y por cuentos,
encontrando en la aventura
el placer de estar viviendo.
Él leía en solitario,
compartiendo su silencio,
con las líneas tan difusas
que forjaba con los sueños.
Entre ellas se mezclaban
Dulcineas y guerreros,
con castillos y princesas
en la liza del torneo.
Hoy me viene a la memoria,
y no puedo contenerlo,
una rosa solitaria
con sus pétalos al viento.
Ella estaba compungida,
rodeada de misterio,
esperando aquella mano
que tratara de romperlo.
Que llevara a sus pupilas
la frescura de su aliento,
el aroma inconfundible
de ese talle tan señero.
Rosa roja, rosa blanca,
rosa azul, de aquel invierno,
ahora siento la ternura
de tu seda por mi cuerpo.
Hoy me viene a la memoria
unos ojos que ya anhelo,
y esa voz, con el suspiro,
que se escapa de tu pecho.
Es preciso que tú veas
aquel niño, un tanto serio,
y penetres en su alma
para ver que está despierto.
Y verás que lo que digo
es igual que un dulce verso,
una hermosa poesía
de unos ojos soñolientos.
Un poema inacabado
en espera de tus besos,
y unos ojos especiales
de aquel niño que recuerdo.
"...Hoy me viene a la memoria
repetirte que te quiero,
y te entrego aquella rosa
que he guardado con gran celo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/09/15
aquel niño de hace tiempo,
el poeta, con sus libros,
caminando hacia el colegio.
Era un niño ilusionado
por leyendas y por cuentos,
encontrando en la aventura
el placer de estar viviendo.
Él leía en solitario,
compartiendo su silencio,
con las líneas tan difusas
que forjaba con los sueños.
Entre ellas se mezclaban
Dulcineas y guerreros,
con castillos y princesas
en la liza del torneo.
Hoy me viene a la memoria,
y no puedo contenerlo,
una rosa solitaria
con sus pétalos al viento.
Ella estaba compungida,
rodeada de misterio,
esperando aquella mano
que tratara de romperlo.
Que llevara a sus pupilas
la frescura de su aliento,
el aroma inconfundible
de ese talle tan señero.
Rosa roja, rosa blanca,
rosa azul, de aquel invierno,
ahora siento la ternura
de tu seda por mi cuerpo.
Hoy me viene a la memoria
unos ojos que ya anhelo,
y esa voz, con el suspiro,
que se escapa de tu pecho.
Es preciso que tú veas
aquel niño, un tanto serio,
y penetres en su alma
para ver que está despierto.
Y verás que lo que digo
es igual que un dulce verso,
una hermosa poesía
de unos ojos soñolientos.
Un poema inacabado
en espera de tus besos,
y unos ojos especiales
de aquel niño que recuerdo.
"...Hoy me viene a la memoria
repetirte que te quiero,
y te entrego aquella rosa
que he guardado con gran celo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/09/15
Un poema inacabado pero terminado con ternura entre unos versos pronunciados con un te quiero y una bella hermosa rosa.
ResponderEliminarMe ha encantado tu poema, amigo Rafael.
Un aplauso muy fuerte con mi gran admiración.
Un beso dulce de seda.
Gracias por fijarte en los versos de este poema "inacabado", María. En realidad se va componiendo, con mejor o peor fortuna, cada día.
EliminarUn beso en la noche.
No recuerdo quién fue el que dijo que la infancia es una isla de oro.
ResponderEliminarBendita esa isla de oro que nos acompaña hasta el final de nuestros días.
Pienso como tú, Tecla, y no debemos abandonar nunca ese rincón, precioso, de la infancia.
EliminarUn abrazo.
Hermoso Rafael. Un repaso por los recuerdos y junto a ese niño que sigue en ti.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias por ver así mis versos, María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Y,ese niño hoy poeta yo le admiro y le venero...es el quijote moderno...y aquel Cervantes añejo...
ResponderEliminargracias Rafael ...gracias a tu poesia.
un gran abrazo amigo.
Gracias por tus palabras, Marina.
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
Querido amigo que ese niño que llevas dentro de ti no muera nunca nos hace recordar nuestra infancia nuestra inocencia donde todo es ilusión y magia , precioso , un abrazo y feliz domingo !! desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por esas letras que dejas en tu comentario, Bea.
EliminarUn abrazo y también, feliz domingo para ti.
el principito era mucho más maduro que muchos hombres , qué pena que no existan más principitos ;)
ResponderEliminarbuen domingo Rafael, abrazos
Así es, Ely, de verdad que es una pena.
EliminarUn abrazo.
Mucha nostalgia y ternura en esos ojos.
ResponderEliminarBesos.
Cierto, Carmen.
EliminarBesos.
No creo que esté inacabado, lo principal de la infancia lo has dicho. Sólo deseas conseguir que el niño del ayer se sienta en las palabras y todos los que te apreciamos, también nos reflejemos en esos versos. Seguro que tu experiencia poética le dará ese toque mágico que deseas, te exiges mucho y por eso nos regalas versos muy mimados y maravillosos. Yo, por el momento, lo sigo leyendo perfecto, mi querido Rafa.
ResponderEliminarNuevamente gracias por tus palabras Elisa y por seguir tan atentamente mis versos.
EliminarUn abrazo en la noche.
Me encanta que cuides a ese niño interior, que te proporciona paz, inspiración y plenitud,Rafael...Todos deberíamos hacerlo y ser amigos de nosotros mismos, todo iría mejor.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo grande por tu buen hacer.
M.Jesús
Todos tenemos que cuidar y mimar al niño que llevamos dentro, María Jesús, y ¡ojalá!, nunca perdamos su sombra.
EliminarUn abrazo.
Hola, Rafael!
ResponderEliminarEscreves con el corazon, sin duda!
Aqui, recordas los tempos áureos de un nino k amava, perdidamente, una nina y para ela guardas, ainda, una rosa. Cosas do amor e dos poetas, como tu.
Abrazo, con carino.
Agradezco sinceramente tus palabras CEU.
EliminarUn abrazo.