Hubo una vez un niño distraído
que intentaba jugar con las estrellas,
y en sus sueños hablaba con los mares
y también con los peces y sirenas.
Le creían un loco sus mayores
pero él perseguía las leyendas,
que dejaron poetas singulares
a través de la tinta de sus letras.
Y nacieron así mil fantasías
en el alma del niño, y los poemas
consiguieron llevar hasta sus labios
las sonrisas perdidas en la arena.
Pero nada sabía de batallas
y tampoco de envidias y peleas,
por latidos pidiendo una caricia
y susurros perdiéndose en la niebla.
Le llegaban tan solo las migajas
de aquel pan, revenido y con avena,
que tomaba en los bancos de los parques
a pesar de sus lágrimas sinceras.
Él quería la paz de la campiña,
el perfume sesgado de las fresas,
la dorada pasión de los ocasos
y el perfil singular de las cerezas.
Pero algo en su alma le gritaba
y le ardía la sangre de sus venas,
una daga llegaba a su costado
y cortaba sus sueños con presteza.
Y quedaban sus juegos detenidos
y sus dedos perdían el cometa,
que volaba, en lo alto, hacia los cielos,
sin que él, tras sus pasos, le siguiera.
"...Hubo, una vez, un niño distraído
que intentaba jugar con las mareas,
sin saber que las olas y el salitre
lograrían quebrar su fortaleza..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/06/14
que intentaba jugar con las estrellas,
y en sus sueños hablaba con los mares
y también con los peces y sirenas.
Le creían un loco sus mayores
pero él perseguía las leyendas,
que dejaron poetas singulares
a través de la tinta de sus letras.
Y nacieron así mil fantasías
en el alma del niño, y los poemas
consiguieron llevar hasta sus labios
las sonrisas perdidas en la arena.
Pero nada sabía de batallas
y tampoco de envidias y peleas,
por latidos pidiendo una caricia
y susurros perdiéndose en la niebla.
Le llegaban tan solo las migajas
de aquel pan, revenido y con avena,
que tomaba en los bancos de los parques
a pesar de sus lágrimas sinceras.
Él quería la paz de la campiña,
el perfume sesgado de las fresas,
la dorada pasión de los ocasos
y el perfil singular de las cerezas.
Pero algo en su alma le gritaba
y le ardía la sangre de sus venas,
una daga llegaba a su costado
y cortaba sus sueños con presteza.
Y quedaban sus juegos detenidos
y sus dedos perdían el cometa,
que volaba, en lo alto, hacia los cielos,
sin que él, tras sus pasos, le siguiera.
"...Hubo, una vez, un niño distraído
que intentaba jugar con las mareas,
sin saber que las olas y el salitre
lograrían quebrar su fortaleza..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/06/14
Hay caminos que no se logran concretar por más que uno lo quiera. Tal vez porque simplemente no debía ser...Es triste ver y saber que muchos sueños infantiles quedan anulados también...
ResponderEliminarHermosos, como siempre, tus versos, bañados de una nostalgia acostumbrada y profunda, que en el alma del poeta siempre es fecunda.
Abrazo grande y bendiciones siempre, querido Rafael.
Gracias por tus palabras Maritza, siempre tan cordiales y generosas.
EliminarUn abrazo y feliz miércoles.
Las estrellas le harán recuperar su fortaleza. Un beso.
ResponderEliminarEsperemos que así sea Amapola.
EliminarUn beso.
Los niños tienen la particularidad de abstraerse del mundo cuando juegan, lo peligroso comienza cuando se deja a ese niño pero se pretende seguir jugando. Porque ni la vida ni el amor son juegos y si pretendemos jugar con ellos, tarde o temprano nos quedamos atrapados en ese juego que finalmente pagamos con creces.
ResponderEliminarParece que la experiencia de nuestros protagonistas ha pagado el mismo precio.
Cariños…
Me quedo y hago mía tu frase de que ni la vida ni el amor son juegos, porque evidentemente así es Oriana y quien pretenda jugar con estos dones y sentimientos merece nuestro desprecio.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Conmovedor este poema.
ResponderEliminarSi hay algo que me arruga el corazón es el sufrimiento de un niño.
Espero que Amapola tenga razón.
Un beso
Gracias Carmen y supongo que nadie quiere ver sufrir a un niño.
EliminarUn beso.
Como siempre tus poenas son preciosos ,este es como un cuento de hadas,de un hombre niño( que los hay) yo como casi Asturiana llamo ...nenu a ese niño grande.
ResponderEliminarRafael feliz dia y siempre a tu lado se aprende mucho
un gran abrazo
Marina
Gracias por tu comentario Marina y esas palabras de ánimo en este día gris y lluvioso.
EliminarUn abrazo.
Es la gran tristeza de la vida, que un niño pierda sus sueños, y que nosotros dejemos de ser niños, así sea solo en nuestra alma buena.
ResponderEliminarEs un poema precioso amigo.
Besos para ti.
Por eso debemos evitarlo a toda costa Paty.
EliminarUn abrazo y feliz día querida amiga.
Un niño precioso :) Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesos
Gracias Sakkarah.
EliminarUn beso.
El niño siempre existirá en nuestro interior... y mientras exista, nosotros existiremos, pues nos valemos del recuerdo para vivir.
ResponderEliminarUn abrazo
Totalmente de acuerdo Anna.
EliminarUn abrazo.
..."Hubo una vez", un niño dulce,
ResponderEliminarque disfrutaba correr en la arena,
descalzos sus pies se mojaban
en el mar y marcaban sus huellas...
Delicioso poema! Un placer!
Abrazo en la mañana azul...
Siempre es un placer recibir tus versos Algamarina.
EliminarUn abrazo en la noche.
Ese niño sigue vivo, Rafael, y aunque dolido y apaleado por las olas y el salitre de la vida, siempre se recupera y comienza de nuevo...El corazón de un niño tiene la fortaleza y la magia del cielo, que lo protege siempre.Mi felicitación y mi abrazo grande por tu inspiración prolífica y fecunda, amigo.
ResponderEliminarM.Jesús
Gracias por esa visión de mis versos M.Jesús.
EliminarUn abrazo en la noche.
Rafael ojala que nunca dejemos de ser niños para que en los momentos de tristeza y flaqueza tengamos la sensación de frescura e inocencia , triste pero escribiendo bello gran poeta llenos de sentimientos desnudando tu alma, un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarSí, Bea, ojalá nunca dejemos de ser esos niños que tú dices.
EliminarUn abrazo y feliz jueves.