Regreso, nuevamente, al santuario
y rezo, con fervor, por mi conciencia,
no quiero que ella pierda la inocencia
que un día descubrió junto al sagrario.
El canto de la salve y el rosario
dejaban en el alma tanta esencia
que hacían que la prisa y la impaciencia
quedaran como un algo secundario.
¡Qué tiempo tan feliz de aquella infancia
vivido con candor y gran ternura!,
los días nos dejaban su hermosura
en una juventud con su fragancia.
"...Regreso, nuevamente, hasta tu lado,
eterno corazón que siempre he amado..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/17
y rezo, con fervor, por mi conciencia,
no quiero que ella pierda la inocencia
que un día descubrió junto al sagrario.
El canto de la salve y el rosario
dejaban en el alma tanta esencia
que hacían que la prisa y la impaciencia
quedaran como un algo secundario.
¡Qué tiempo tan feliz de aquella infancia
vivido con candor y gran ternura!,
los días nos dejaban su hermosura
en una juventud con su fragancia.
"...Regreso, nuevamente, hasta tu lado,
eterno corazón que siempre he amado..."
Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/17
Qué bonito e intenso tu poema, me ha encantado ese regresar al santuario y rezar con fervor.
ResponderEliminarBesos en la noche.
Gracias María.
EliminarBesos en la tarde de este domingo.
Un ferviente regreso, apasionado y espiritual.
ResponderEliminarFeliz domingo.
Gracias Beatriz.
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
Es necesario regresar de vez en cuando al santuario del corazón, rezar y renovar la inocencia para seguir adelante...Hago mío tu poema, Rafael.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.
M.Jesús
Gracias sinceras María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Sin palabras, me emocionó mucho.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.