Te dije, y no me oíste,
descansa lapicero,
detén el recorrido
de manos y de dedos.
Descansa, dulcemente,
y vaga con tus sueños,
por plazas y rincones
de días y momentos.
No busques mariposas
ni alondras en su vuelo,
son simples telarañas,
retales de otros tiempos.
Reposa en la almohada
la esencia del tintero,
y deja que te cubran
las sábanas sin miedo.
Vendrán otras palabras
en busca de los versos,
del labio que susurra
con risas y lamentos.
Tú duérmete y descansa,
relaja bien tu cuerpo,
la sangre que resurja
y llegue a ti mis besos.
Caricias y ternura
unidas en un templo,
quizás en un octubre
que sigue aún latiendo.
Te dije, y no me oíste,
descansa y mira al cielo,
hay nubes que susurran
y dicen que "te quiero".
Rafael Sánchez Ortega ©
07/11/25

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