No les digas adiós, a los amigos,
diles sólo, y si acaso, que hasta luego,
que la marcha forzada que ahora emprenden
les conduce, sin más, a otros senderos.
Es la vida que rompe las fisuras
en el dique inocente de los cuerdos,
y se rompe con ella la esperanza
de lograr la victoria de los necios.
No le digas adiós, a la sonrisa
y a los labios que fueron prisioneros,
de los tuyos, tal vez apasionados,
y saciaron las ansias de tus besos.
Es la brisa que llega de los mares
y el vacío perenne del silencio,
es el alma que grita en las tinieblas
acosada de dudas y de miedos.
No le digas adiós, a los cipreses
y a las tumbas cubiertas por los hielos,
deja sólo a los cielos un suspiro
y en las losas el llanto de los ciegos.
Es la herida que sangra en el costado
y es el grito que brota desde el pecho,
es la lava y la eterna incertidumbre
de una vida arrancada por lo eterno.
No le digas adiós, a tu pasado
y a las brasas que quedan en el fuego,
porque apuran las últimas cenizas
de esa brizna rojiza del aliento.
Es la llama que pugna, descarnada,
en el cáliz sagrado de los muertos,
es el lirio que pende, tembloroso,
en el cuadro agridulce del recuerdo.
"...No les digas adiós, a los amigos,
que han quedado en la tierra prisioneros,
diles solo, y si acaso, que descansen
en el sueño, que emprenden, con su vuelo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/05/13
diles sólo, y si acaso, que hasta luego,
que la marcha forzada que ahora emprenden
les conduce, sin más, a otros senderos.
Es la vida que rompe las fisuras
en el dique inocente de los cuerdos,
y se rompe con ella la esperanza
de lograr la victoria de los necios.
No le digas adiós, a la sonrisa
y a los labios que fueron prisioneros,
de los tuyos, tal vez apasionados,
y saciaron las ansias de tus besos.
Es la brisa que llega de los mares
y el vacío perenne del silencio,
es el alma que grita en las tinieblas
acosada de dudas y de miedos.
No le digas adiós, a los cipreses
y a las tumbas cubiertas por los hielos,
deja sólo a los cielos un suspiro
y en las losas el llanto de los ciegos.
Es la herida que sangra en el costado
y es el grito que brota desde el pecho,
es la lava y la eterna incertidumbre
de una vida arrancada por lo eterno.
No le digas adiós, a tu pasado
y a las brasas que quedan en el fuego,
porque apuran las últimas cenizas
de esa brizna rojiza del aliento.
Es la llama que pugna, descarnada,
en el cáliz sagrado de los muertos,
es el lirio que pende, tembloroso,
en el cuadro agridulce del recuerdo.
"...No les digas adiós, a los amigos,
que han quedado en la tierra prisioneros,
diles solo, y si acaso, que descansen
en el sueño, que emprenden, con su vuelo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/05/13
Bello derrame de, "no les digas". El camino de la vida es difícil,´y nosotros los humanos,lo hacemos más difícil, tendríamos que aprender,
ResponderEliminarde los animales a amar sin dolor, a decir adiós sin sufrir.
Un precioso versar Rafael.
Un abrazo grande y un beso.
Lo malo, (o lo bueno), Lore, es que a diferencia de los demás animales, nosotros tenemos sensibilidad y entonces es inevitable pasar por esos momentos que citas.
EliminarUn abrazo en la noche querida amiga.
adiós es volver al creador
ResponderEliminarno hay mejor lugar entonces
los amigos son flores de nuestro campo y crecen natural y en los lugares menos pensado
abrazos y feliz fin de semana
Pienso como tú dices en el comentario que me dejas Elisa.
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
Buen poema elaborado con destreza desde el comienzo al final.
ResponderEliminarUn abraciño,
Rosa Mará Milleiro
Gracias Rosa María, un "abraciño" también para ti.
EliminarJamás hay que decirle ADIÓS a los verdaderos amigos; un tesoro en los días nublados. Compañía y aliento seguros. Difíciles de encontrar,de ahí su valía...
ResponderEliminarABRAZO GRANDE, QUERIDO RAFAEL; AMIGO!
Es lo que trato de resumir en mis versos Maritza, que a los amigos nunca se les debe decir adiós, sino "hasta luego". Lo cual equivale a decirles: "hasta siempre".
EliminarUn abrazo también para ti, querida amiga.
Muy poderoso este poema, prisioneros de la tierra...
ResponderEliminarAbrazos
Gracias Natalia, un abrazo en la noche.
EliminarBuen poema Rafael,ese adios como tu bien dices nunca se ha de decir porque los que queremos siempre siguen con nosotros,me gusto pasar por tus letras amigo,besines y feliz domingo
ResponderEliminarCierto Shantal, si no es físicamente quedarán en el recuerdo y ahí seguirán estando siempre con nosotros.
EliminarUn abrazo y feliz tarde de domingo.
¿Sabes, Rafael?. Yo soy de las que rechazo decir adios, lo digo en general, soy así, en mi boca siempre prefiero que esté, el hasta luego, hasta pronto, porque esa palabra, que nada me gusta, suena tanto a despedida y a mí eso me causa mucha tristeza.
ResponderEliminarPor lo demás, que voy a decir de tu poesía, Rafael, siempre es pulcra y perfecta
Un abrazo
Fina
Pienso como tú Fina, pero...
EliminarUn abrazo y feliz semana.
"...No le digas adiós,a los amigos,
ResponderEliminarq han quedado en la tierra prisioneros,
diles solo, y si acaso,q descansen
en el sueño, q emprenden,con su vuelo..."
No se les dice adios a los amigos,sino un hasta luego,pues aunq su ausencia duele en lo más profundo del Alma, su esencia nos queda dentro y sabemos q nos esperan allá a donde se dirigieron.
GRACIAS... por siempre inundar mi camino con tu palabra.
Te sonrío con el Alma.
Gracias a ti DesdMiVentana por seguir mis letras y dejar tus comentarios.
EliminarUn abrazo y feliz comienzo de semana.