Me entretengo contando las estrellas
en un cielo de luna plateada,
sin pensar en los hombres y mujeres
que las miran, también, desde sus casas.
Puede ser que seamos mil testigos
contemplando esta escena que resalta,
esos puntos de luz que parpadean,
que susurran silentes y nos hablan.
Pero yo sigo fiel en mi recuento
y prosigo esa suma de la nada,
observando una estrella que reluce
y es señal de su vida que se acaba.
Me permito soñar, en un momento,
en los años de luces que separan,
a la estrella tan linda que agoniza
y se sume sin más entre las aguas.
Pero debo seguir, desde el silencio,
repasando fulgores que resaltan,
contemplando la enorme maravilla
de ese cielo que duerme y nos aguarda.
Porque todo es fulgor y pleitesía
en un reino de cuentos y de hadas,
donde surgen los versos más profundos
y las letras más dulces sin palabras.
Y es aquí, donde encuentro la belleza,
en el lecho de estrellas que, enhebradas,
van saliendo y se asoman temerosas,
a una tierra plagada de cigarras.
Y los hombres las vemos soñolientos,
embriagados, quizás, de tanta calma,
y seguimos soñando como niños
en un mundo de brumas y fantasmas.
"...Me entretengo contando las estrellas
y hasta rezo por tantas que me faltan,
y por una, especial, en esta noche,
que agoniza y se funde con el alba..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/05/14
en un cielo de luna plateada,
sin pensar en los hombres y mujeres
que las miran, también, desde sus casas.
Puede ser que seamos mil testigos
contemplando esta escena que resalta,
esos puntos de luz que parpadean,
que susurran silentes y nos hablan.
Pero yo sigo fiel en mi recuento
y prosigo esa suma de la nada,
observando una estrella que reluce
y es señal de su vida que se acaba.
Me permito soñar, en un momento,
en los años de luces que separan,
a la estrella tan linda que agoniza
y se sume sin más entre las aguas.
Pero debo seguir, desde el silencio,
repasando fulgores que resaltan,
contemplando la enorme maravilla
de ese cielo que duerme y nos aguarda.
Porque todo es fulgor y pleitesía
en un reino de cuentos y de hadas,
donde surgen los versos más profundos
y las letras más dulces sin palabras.
Y es aquí, donde encuentro la belleza,
en el lecho de estrellas que, enhebradas,
van saliendo y se asoman temerosas,
a una tierra plagada de cigarras.
Y los hombres las vemos soñolientos,
embriagados, quizás, de tanta calma,
y seguimos soñando como niños
en un mundo de brumas y fantasmas.
"...Me entretengo contando las estrellas
y hasta rezo por tantas que me faltan,
y por una, especial, en esta noche,
que agoniza y se funde con el alba..."
Rafael Sánchez Ortega ©
29/05/14
Qué hermosa entrada...fiel a tu sentir, bañada de la nostalgia que acostumbra poseernos cuando niramos hacia el cielo y sabemos que ciertas estrellas nos faltan...
ResponderEliminarTe felicito,amigo.
Abrazo grande y feliz fin de semana!
Gracias por tu comentario querida Maritza.
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana también para ti.
Me encanta que hables de las estrellas, la magia y los seres queridos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Normalmente es inevitable no hacerlo en poesía Ursus.
EliminarUn abrazo.
A mí no se me hubiera ocurrido.
EliminarCon el tiempo verás como sí, Ursus.
EliminarUn abrazo.
Ya lo dijo Fito: “Entonces cuando todo al fin se vuelve insoportable, cuando el mundo y el veneno dan dolor, todavía sigue allí tu buena estrella”
ResponderEliminarCariños…
Y tenía razón Oriana.
EliminarUn abrazo.
Rafael amigo esta lleno de nostalgia pero también de esperanzas es verdad nos faltan estrellas y procuramos rescartalas para que agonicen son nuestros y le damos vida y magia precioso te quedó lleno de tu alma de tu melodía de tus sueños , un abrazo grande desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por tu comentario Bea.
EliminarUn abrazo.
Me encantan los poemas de estrellas y lunas,más si tienen tanto encanto como este.
ResponderEliminarBesos
Me alegra de que te gusten poemas de este estilo Carmen.
EliminarBesos y feliz día.