Sin darse cuenta
sigue sus pasos,
pasos menudos
pero ligeros,
que le conducen
al malecón.
Allí sentada
y el pelo al viento,
muy pensativa,
como frenando,
su corazón.
Tenía sueño,
quizás cansancio,
quería brisa
y aquel nordeste
reparador.
Por eso, entonces,
tiende la mano,
con sus deditos
tan agraciados
buscando al sol.
Encuentra el cielo,
también la lluvia,
la paz sincera
y un beso dulce
que recibió.
Sin darse cuenta
vuelve la vista,
mira hacia el suelo
donde en un banco
cabemos dos.
Con un suspiro,
se rompe el tiempo,
paran los días,
también las horas
del fiel reloj.
Surgen sonrisas
con tiernos besos,
es un poema
muy convincente,
revelador.
Porque en su boca
brota el encanto,
mientras los ojos
dejan caricias
que robo yo.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/09/17
Muy tierno y hermoso…
ResponderEliminarUn placer, amigo.
Bsoss miles.
Gracias sinceras Ginebra.
EliminarBesos.
Hermoso Rafael, para enamorar tanta ternura.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
Delicatissimi versi, che accompagnano un'immagine di rara bellezza
ResponderEliminarUn sorriso,silvia
Gracias por tu visita y comentario Silvia.
EliminarUn abrazo.
Ah,ladrón enamorado!
ResponderEliminarBuena semana,Rafael.
Gracias Carmen.
EliminarFeliz fin de semana también para ti.
Las caricias afloran entre versos y esa naturaleza que nos invita a ser y sentir. Bellas letras, final esperanzador!!! Un beso amigo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Paty.
EliminarUn abrazo.