Te siento cerca,
y sé que estás muy lejos,
mi mariposa.
Veo tus alas,
inquietas, descansando,
en este instante.
Y me pregunto
que dónde está tu risa
que no la veo.
Porque sí capto
la gracia y colorido
de tu vestido.
Y tú lo sabes
que estoy enamorado
de tu figura.
De ese conjunto
de gracia y de ternura
que va contigo.
Y es que contagias
la paz en un susurro
con tu aleteo.
Es un suspiro
que llega hasta mi alma
y me da un beso.
Beso sin nombre
que llega hasta mis labios
desde los tuyos.
Con él yo sueño,
y escucho, en mi inocencia
el vals de otoño.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/09/24
Hay presencias que sin estar, siempre están, porque su impronta nunca desaparece. Hermosos versos amigo, te mando un fuerte abrazo.
ResponderEliminarP A T Y
Gracias por tus palabras, Paty.
EliminarUn abrazo.
Bonito aleto de esa mariposa, y bonitos veros nos dejas Rafel. Un besote grande.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Esa mariposa está muy cerca y te inspira siempre Rafael...Te sigue dando ánimos de vida, te llena el alma de fortaleza y de ilusión.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y agradecido por tus buenos versos, amigo.
¡Y cuántos vuelos
ResponderEliminarsirven para la vida,
mientras se liba!
Basta cerrar los ojos, pensar(la), y llega.
ResponderEliminarEstá siempre.
La mariposa.
Abrazo, Rafael.