Había margaritas que soñaban
y niños que buscaban las estrellas,
las unas eran tiernas y agridulces,
los otros querubines en esencia.
Por eso en el silencio de los cielos
un ángel esbozaba mil siluetas,
las nubes se prestaban orgullosas
cual piezas de un sutil rompecabezas.
Había caracolas y montañas,
senderos que surcaban las mareas,
resacas que dormían dulcemente
en brazos de las playas y la arena.
No sé lo que pensaban los mortales
mirando renacer tanta belleza,
los dedos de los ángeles divinos
plasmaban todo aquello en un poema.
Había muchas hadas por el bosque
preciosas y luciendo su melena,
un niño las seguía en su paseo
en medio de los musgos y las setas.
Preciosas florecillas encantadas
que copian todo aquello que hoy observan,
mañana dejarán en los jardines
aromas en las rosas y violetas.
Es fácil contagiarse de los sueños
dejando que la mente se nos duerma,
los niños soñarán con esas hadas,
los hombres con las flores tan coquetas.
Por eso, en cada tiempo, hay un camino,
compuesto de senderos y de cuestas,
logremos superar esos riscales
que luego encontraremos los cometas.
"...Había un corazón que palpitaba
y un niño, (casi un hombre), entre sus venas,
la vida le pedía en su osadía
soñar, mientras seguía en la pelea..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/09/16
y niños que buscaban las estrellas,
las unas eran tiernas y agridulces,
los otros querubines en esencia.
Por eso en el silencio de los cielos
un ángel esbozaba mil siluetas,
las nubes se prestaban orgullosas
cual piezas de un sutil rompecabezas.
Había caracolas y montañas,
senderos que surcaban las mareas,
resacas que dormían dulcemente
en brazos de las playas y la arena.
No sé lo que pensaban los mortales
mirando renacer tanta belleza,
los dedos de los ángeles divinos
plasmaban todo aquello en un poema.
Había muchas hadas por el bosque
preciosas y luciendo su melena,
un niño las seguía en su paseo
en medio de los musgos y las setas.
Preciosas florecillas encantadas
que copian todo aquello que hoy observan,
mañana dejarán en los jardines
aromas en las rosas y violetas.
Es fácil contagiarse de los sueños
dejando que la mente se nos duerma,
los niños soñarán con esas hadas,
los hombres con las flores tan coquetas.
Por eso, en cada tiempo, hay un camino,
compuesto de senderos y de cuestas,
logremos superar esos riscales
que luego encontraremos los cometas.
"...Había un corazón que palpitaba
y un niño, (casi un hombre), entre sus venas,
la vida le pedía en su osadía
soñar, mientras seguía en la pelea..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/09/16
Y qué bonito es soñar e intentar alcanzar esos sueños, desde la mirada infantil, porque a veces, así lo somos, como niños intentando alcanzar una cometa...
ResponderEliminarUn beso.
Cierto María y no dejemos nunca de serlo.
EliminarUn abrazo.
No se puede alcanzar el horizonte, sin antes haberlo soñado.
ResponderEliminarMe ha encantado la metáfora de las margaritas que soñaban.
Besos Rafael.
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Conjugas margaritas, sueños, vida y niñez... y el resultado es una ecuación perfecta donde el poema es una ristra de sueños cumplidos.
ResponderEliminarMil besitos, Rafael.
Me alegra de que así lo veas, Auroratris.
EliminarUn abrazo.
Rafael que bonito es soñar y tú llevas y llevarás por siempre esa magia de tu niño esta bellísimo el poema un abrazo fuerte desde mi brillo del mar
ResponderEliminarEs que no devemos perder esa imagen, Bea.
EliminarUn abrazo.
uufffff
Eliminarbuenos días desde clase ...hermosos versos como solo tú puedes escribir sobre los niños
ResponderEliminarabrazos
Gracias Marina.
EliminarUn abrazo.