No me abandones madre, ¡no me abandones!
que preciso tus brazos y tu sonrisa,
y con ellos el aire que dé a mi alma
todo aquello que pide y que necesita.
Es hermoso saberte cerca, ¡muy cerca!
como rosa de mayo junto a la brisa
que se acerca y que viene siempre a mi lado
por impulso del labio que así la inclina.
Y ese labio que digo, es tu labio madre,
el que lleva y otorga palabra y vida,
el que calma y alienta los corazones
y a las almas las nutre de poesías.
Es por eso que el cielo tu nombre. guarda,
lo preserva, lo cuida y al fin lo mima,
para ser referencia, siempre constante,
en el niño que reza y por ti suspira.
Porque todo en la vida tiene su precio
y hasta el aire lo tiene con tu sonrisa,
aunque puede que sea viento nordeste
que a las olas, abraza y hasta acaricia.
Ya no tengo palabras para ofrecerte
y hasta el rezo que sale lo hace deprisa,
sin embargo es sincero, tambien lo sabes,
con las frases que salen del alma mía.
Hoy los hombres caminan, van en silencio,
y las hojas del árbol se ven marchitas;
todo es polvo y llanura por los caminos
de las plazas y aldeas, tan escondidos.
Sin embargo te espero en aquella calle,
la que lleva a la iglesia tan pequeñita,
y me arrullas en sueños con tus canciones
y esa nana que dicta tu boca linda.
"...No me abandones madre, ¡te necesito!,
yo preciso tu abrazo con tus caricias,
necesito que seas la dulce estrella
que ilumine mi vida siendo mi guía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/16
que preciso tus brazos y tu sonrisa,
y con ellos el aire que dé a mi alma
todo aquello que pide y que necesita.
Es hermoso saberte cerca, ¡muy cerca!
como rosa de mayo junto a la brisa
que se acerca y que viene siempre a mi lado
por impulso del labio que así la inclina.
Y ese labio que digo, es tu labio madre,
el que lleva y otorga palabra y vida,
el que calma y alienta los corazones
y a las almas las nutre de poesías.
Es por eso que el cielo tu nombre. guarda,
lo preserva, lo cuida y al fin lo mima,
para ser referencia, siempre constante,
en el niño que reza y por ti suspira.
Porque todo en la vida tiene su precio
y hasta el aire lo tiene con tu sonrisa,
aunque puede que sea viento nordeste
que a las olas, abraza y hasta acaricia.
Ya no tengo palabras para ofrecerte
y hasta el rezo que sale lo hace deprisa,
sin embargo es sincero, tambien lo sabes,
con las frases que salen del alma mía.
Hoy los hombres caminan, van en silencio,
y las hojas del árbol se ven marchitas;
todo es polvo y llanura por los caminos
de las plazas y aldeas, tan escondidos.
Sin embargo te espero en aquella calle,
la que lleva a la iglesia tan pequeñita,
y me arrullas en sueños con tus canciones
y esa nana que dicta tu boca linda.
"...No me abandones madre, ¡te necesito!,
yo preciso tu abrazo con tus caricias,
necesito que seas la dulce estrella
que ilumine mi vida siendo mi guía..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/16
Hola Rafael: Es emocionante leer esta poesia, que has escrito con el amor y sentimiento a tu madre, ten por seguro que ella desde algun rincón lejano te albergará siempre en su seno, y estará presente en todo momento. Un abrazo!!!
ResponderEliminarEstoy seguro de que así es Mercedes.
EliminarUn abrazo y gracias por tus palabras.
una madre siempre nos vela
ResponderEliminarsea donde sea
Hermoso poema y sentido desde el alma
un abrazo
Gracias sinceras Maria.
EliminarUn abrazo.
La madre siempre estará en nosotros, el amor de madre y su sabiduría innata hacia sus hijos, es un tesoro que no nos abandona, y no tiene reemplazo. Las madres son maravillosas.
ResponderEliminarEspero aún tengas la tuya como yo tengo la mía, y si no, sé que ellas son siguen acompañando muy de cerca, aunque estén en el cielo.
Un beso.
Sí, Paty, es como bien dices y afortunadamente aún tengo a mi madre y puedo sentirla cerca, como tú a la tuya.
EliminarUn beso en la tarde.