Asusta detenerse ante el abismo
y ver, con claridad, hasta la nada,
es fácil que se acabe la jornada
y acuses el cansancio del seísmo.
Asusta la verdad y el espejismo,
el tierno girasol y la cebada,
el hombre con el alma acorazada,
y el niño que presencia el cataclismo.
Asusta, en el silencio, el rudo grito,
la voz de la galerna atronadora,
y el pecho que contiene la emoción.
Asusta contemplar, del infinito,
la nada, en el vacío, arroyadora
que ahoga, sin descanso, el corazón.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/02/18
uuufff tus versos hacen que me detengan y piense y la verdad es asusta esa nada ese vacío y lo contemplas y me da un frio mas allá del frio , precioso trabajo mi querido amigo un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias Bea.
EliminarUn abrazo.
El miedo el es el propio instinto rogando a las plegarias.
ResponderEliminarMi abrazo inmenso
Cierto, Athenea.
EliminarUn abrazo de luz.
Todos le tememos a lo desconocido aún conociendo su nombre.
ResponderEliminarAbrazo
Lindo poema......Asusta la verdad.....si..cierto....saludos
ResponderEliminarGracias Sandra.
EliminarUn saludo.
Si, asusta ese abismo, pero con coraje y valentía, caida tras caida lo saltaremos...
ResponderEliminarEs precioso este poema.
Feliz domingo Rafael.
Gracias por tus palabras Carmen.
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
Ante lo desconocido, ante lo inmenso que no dominamos, nuestro ser se hace pequeño y palpitan los miedos.
ResponderEliminarSucede de esa forma Paty.
EliminarUn abrazo.
Qué gran soneto, lleno de reflexión, madurez y valentía.
ResponderEliminarAplaudo, Poeta.
Abrazo.
Ya lo creo que asusta...
ResponderEliminarBueno, un poco sí, Carmen.
EliminarUn abrazo.