Era un camino
antiguo y transitado
por el ganado.
Por él pasaba,
llevando sus ovejas,
un pastorcito.
Ojos azules,
carita sonrosada,
un buen guardián.
En el zurrón,
portaba la comida
y unos cuadernos.
Cuando en el campo
pastaban las ovejas
él escribía.
También leía
las letras que las nubes
le iban dictando.
Y así nacían
los versos y las rimas
de sus poemas.
Risas y llantos,
mezclados con balidos,
de las ovejas.
¡Qué hermosos sueños
quedaron atrapados
entre sus versos!
Rafael Sánchez Ortega ©
22/04/19
Buenos días ...a esta hora leer tu poema me hace recordar ese viaje donde los animales en esta época se trasladaban de lugar ..vi pocos pero alguno ..un buen recuerdo .
ResponderEliminarFeliz día y hora de irnos a comerrrrrrr..buen día.
Gracias por tus palabras Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz tarde.
Que bello poema en honor a los pastores, que labor más hermosa la de estos trabajadores.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Carmen.
EliminarUn beso y feliz tarde.
Sí que serían hermosos, sí.
ResponderEliminarGracias MANUELA.
EliminarUn abrazo.
La vida del pastor... Aburrida y dura, para mi opinión!
ResponderEliminarDesde nuestro punto de vista es como dices, Laura.
EliminarUn abrazo.
Las cañadas, qué paisajes se viven por ellas. La transumancia, qué estilo de vida
ResponderEliminarUn abrazo y feliz jueves
Cierto Albada Dos, un paisaje único.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Poetas existen en muchos lugares que ni siquiera imaginamos. Basta con tener sueños, calma y ganas y la poesía fluye...
ResponderEliminarBesos amigo.
Sí, Paty, así es.
EliminarBesos.
Precioso homenaje a Miguel Hernández, Rafael :)
ResponderEliminarAbrazo.
Me alegro de que vieras su sombra alargada entre mis versos Verónica.
EliminarAbrazo.