Ayer te vi.
Pasaste por mi lado,
sin decir nada.
Yo no rompí,
tampoco, tu silencio,
con un saludo.
Y proseguimos,
los dos nuestros caminos,
hacia la nada.
Luego pensé
que estaba equivocado
con mi conducta.
Y es que el amor
confunde la soberbia
con ser atento.
Porque si amé
y te amo, todavía,
debes saberlo.
Aunque tu puedas
pensar que yo no siento
de esa manera.
Pero no importan
los miedos y temblores,
en tu presencia.
Debo seguir
el ritmo y los latidos
del corazón.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/03/25
Pues sigue esos latidos que hacen latir tu corazón.
ResponderEliminarFeliz día Rafael.
Un abrazo