Marchaste de mañana
volando hacia los cielos,
con cara muy arrugada
y fiel de marinero.
Cruzaste por los mares
sin barca y sin los remos,
dejados en la rampa
al lado de los puertos.
Allí quedaron juntos
las notas y los versos,
salidos de tu alma
que fueron a los dedos.
Amabas a la vida
y así formabas sueños,
que luego dibujabas
en letras de los cuentos.
Vibrante poesía
legaron los ancestros
que tú la recogiste
salvando sus recuerdos.
Galernas y sirenas
en mares muy revueltos,
con algas y salitres
de nuevo renacieron.
Y fuimos por las aguas
siguiendo ese paseo
que tú nos evocabas
aunque marcharas lejos.
Y ahora que te evoco
te siento aquí, muy dentro,
pues fuiste referencia
y autor de mis secretos.
"...Te fuiste de mañana
un día de febrero,
y yo quedé muy triste
cual niño muy pequeño..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/03/25
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