Suenan cascadas sin nombre
en las lejanas montañas,
y también suena en el aire
el suspirar de las almas.
Hombres que pasan y piensan,
niños que juegan y saltan,
son los rumores que vibran
entre las calles y plazas.
Pero sin duda un torrente
es el que suena y destaca,
y es el que emiten los pechos
que en el silencio se aman.
Surgen miradas sublimes
y hay otras tiernas miradas,
unas de hombres muy sabios
y otras en ojos de plata.
Porque los niños que sueñan
tienen ternura que emana,
y que contagia a los padres
y a los amigos alcanza.
Quiero seguir siendo niño
para escuchar las cigarras,
y convertirlas en sueños
como canciones y nanas.
Nanas que dicen los labios
y que sin duda te embriagan,
porque en sus letras tan dulces
llevan rocío en las alas.
Yo sí, quisiera perderme
por los senderos del agua,
y compartir las sirenas
con el salitre en la playa.
Quiero dormir en tus brazos,
quiero escuchar tus palabras,
con esa nana que ocultas
entre tus labios de maga.
"...Suenan cascadas sin nombre
en los rincones del alma,
yo las escucho y te miro
en tus pupilas, que hablan..."
Rafael Sánchez Ortega ©
La Palma, 12/09/13
en las lejanas montañas,
y también suena en el aire
el suspirar de las almas.
Hombres que pasan y piensan,
niños que juegan y saltan,
son los rumores que vibran
entre las calles y plazas.
Pero sin duda un torrente
es el que suena y destaca,
y es el que emiten los pechos
que en el silencio se aman.
Surgen miradas sublimes
y hay otras tiernas miradas,
unas de hombres muy sabios
y otras en ojos de plata.
Porque los niños que sueñan
tienen ternura que emana,
y que contagia a los padres
y a los amigos alcanza.
Quiero seguir siendo niño
para escuchar las cigarras,
y convertirlas en sueños
como canciones y nanas.
Nanas que dicen los labios
y que sin duda te embriagan,
porque en sus letras tan dulces
llevan rocío en las alas.
Yo sí, quisiera perderme
por los senderos del agua,
y compartir las sirenas
con el salitre en la playa.
Quiero dormir en tus brazos,
quiero escuchar tus palabras,
con esa nana que ocultas
entre tus labios de maga.
"...Suenan cascadas sin nombre
en los rincones del alma,
yo las escucho y te miro
en tus pupilas, que hablan..."
Rafael Sánchez Ortega ©
La Palma, 12/09/13
los saltos de agua tiene su melodía, ritmo y matemática
ResponderEliminarfelices los que comparten el instante preciso de aquella reunión con la naturaleza y si hay amor en sus cabezas el paisaje se hace brillante
abrazos
Pues tuvimos un día muy interesante pasando por trece túneles donde el agua era el protagonista. En el último tuvimos que protegernos ya que caía literalmente el agua sobre nosotros.
EliminarUn abrazo.
Me evocaron muchas cosas este poema, la fuerza de la vida: risas, amor, niños, confundidos con el rumor de las cristalinas cascadas, todo está ahí... para quien sepa apreciarlas,
ResponderEliminarun abrazo,
Juan
Gracias por apreciar todo eso que reflejas en tu comentario Juan y que en realidad subyace en el poema.
EliminarUn abrazo.
Suerte de poder percibir los murmullos en el aire, sus almas.
ResponderEliminarSaludos Rafael!!!
Gracias Beatriz, pero supongo que todos podemos hacerlo, ¿no crees?
EliminarUn abrazo.
Que lindo ser niño,
ResponderEliminary ver las cruzadas de las miradas.
Varias que se entrelazan a esto
que es vida y que no se apaga...
Besos..lindo fin de semana..
No se debe dejar nunca de ser niño Claribel, al menos en el alma.
EliminarUn abrazo y lindo fin de semana.
Suena bellísimo el verso en la estrofa que reclama ese compás de leyendas que se amortiza en la calma. Un abrazo, Rafa.
ResponderEliminarGracias Elisa, siempre generosa en tus comentarios.
EliminarUn abrazo.