Tus ojos me decían que adelante,
que el miedo lo dejara en las espaldas,
que fuera hasta tu lado, sin dudarlo,
y así me entregarías tu coraza.
Y lo hice sin pensar, tú bien lo sabes,
dejé mis carantoñas en tu cara,
te dije muchas cosas en silencio
sintiendo, en nuestros pies, la arena blanda.
La playa nos tendía su regazo,
mojándonos las olas y resacas,
tenían el salitre de los mares
y un halo de misterio con su magia.
Eterna primavera la del ciego
carente de la luz y la esperanza,
es fácil que en un mundo de inocencia
le lleguen los rescoldos de las brasas.
Mi brazo, para ti, era el lazarillo,
mis dedos ese punto al que te agarras,
el puerto donde acaban los recuerdos,
la eterna realidad en que te hallas.
Tus ojos, corazón, querían vida
y solo se encontraban con la nada,
afuera el horizonte azul celeste
dejaba sus añiles sobre el agua.
Mis labios intentaban seducirte,
contarte lo que había y qué pasaba,
decirte que una alegre golondrina
volaba, por el aire, alborotada.
Hablarte de unos niños, ya lejanos,
haciendo sus castillos con las palas,
y luego entre tremendos balbuceos,
dejarte mis mentiras y mis lágrimas.
"...Tus ojos me decían que adelante,
y a ellos respondía sin palabras,
sabía que quería estar contigo
sintiendo los latidos de tu alma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/03/17
que el miedo lo dejara en las espaldas,
que fuera hasta tu lado, sin dudarlo,
y así me entregarías tu coraza.
Y lo hice sin pensar, tú bien lo sabes,
dejé mis carantoñas en tu cara,
te dije muchas cosas en silencio
sintiendo, en nuestros pies, la arena blanda.
La playa nos tendía su regazo,
mojándonos las olas y resacas,
tenían el salitre de los mares
y un halo de misterio con su magia.
Eterna primavera la del ciego
carente de la luz y la esperanza,
es fácil que en un mundo de inocencia
le lleguen los rescoldos de las brasas.
Mi brazo, para ti, era el lazarillo,
mis dedos ese punto al que te agarras,
el puerto donde acaban los recuerdos,
la eterna realidad en que te hallas.
Tus ojos, corazón, querían vida
y solo se encontraban con la nada,
afuera el horizonte azul celeste
dejaba sus añiles sobre el agua.
Mis labios intentaban seducirte,
contarte lo que había y qué pasaba,
decirte que una alegre golondrina
volaba, por el aire, alborotada.
Hablarte de unos niños, ya lejanos,
haciendo sus castillos con las palas,
y luego entre tremendos balbuceos,
dejarte mis mentiras y mis lágrimas.
"...Tus ojos me decían que adelante,
y a ellos respondía sin palabras,
sabía que quería estar contigo
sintiendo los latidos de tu alma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/03/17
Un poema maravilloso y lleno de fuerza. Se respira un amor profundo en tus versos, que a su vez están repletos de imágenes tiernas y bellas. Parece como si tus palabras se reflejaran en el agua cristalina. Me ha encantado leerte, un saludo♥
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario Melissa.
EliminarUn saludo y vuelve cuando quieras.
Pues adelante y sin parar hacia la conquista de tu amada, pues estoy empezando a ponerme celosa.
ResponderEliminarY eso es un peligro.
Gracias Tecla, me hiciste sonreír.
EliminarUn abrazo en la noche.
La mirada tiene su lenguaje particular, universal e intenso, como en éste caso, poéticamente hablando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto Marinel, así es.
EliminarUn abrazo.
El tiempo se va, los sueños se terminan. Lo más bello te convida, dale para adelante amigo, belleza que enamora.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario, me alegro de que te gusten.
EliminarUn abrazo.
Las miradas siempre responden las miradas siempre hablan y tú regresas ala inocencia de esos niños de tu aldea poética, precioso ! un abrazo grnade desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por esa visión que haces de mis versos, Bea.
EliminarUn abrazo.
Esa llegada al otro, seducida por el idioma mudo de la mirada y de la vida circundante... Me encantó, especialmente la última estrofa, un sello perfecto.
ResponderEliminarUn beso amigo, buen domingo.
Me alegro de que te gustara esa estrofa Paty.
EliminarUn beso y feliz domingo, también para ti.
Un poema intenso y apasionado, que nos dejan vivencias y recuerdos, que elevan el alma y los sentidos, Rafael.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo siempre.
Gracias por tus palabras, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Dejar el miedo con sus corazas permite vivir momentos únicos.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Cierto, Verónica.
EliminarUn abrazo.