Cuando paso, algunas veces, por el bosque
en la mente se amontonan los recuerdos,
hay algunos que quisiera ya borrarlos
y otros templan los resortes de mi pecho.
Poesía y filigranas bien se juntan
mientras dejan alegría en los senderos,
aunque a veces los borrones se prodigan
por la tinta que se escapa de los dedos.
Es curioso recordar las salamandras
y los robles con las hayas y los fresnos,
y también a los nogales y castaños
y hasta el sauce que lloraba junto al cedro.
Sin embargo en el paseo, inevitable,
hay susurros contenidos de los cielos,
y suspiros de los labios temblorosos
que sellaron sus gemidos con un beso.
Cuando paso, nuevamente, por el bosque
voy detrás de tu perfume como un ciego,
y escudriño entre las brumas las tinieblas
para ver la luna blanca con su velo.
Un rosario que se borra en la memoria,
como larga letanía del silencio,
un volcán de sensaciones indecibles
cuya lava es la pasión de los deseos.
Sin embargo retornamos al pasado,
a ese sitio que condensa los momentos,
y lo hacemos cuando vuelven las arañas
y las grises sensaciones de los miedos.
Es por eso que negamos lo vivido
y decimos: "nunca más yo haría aquello",
a pesar de que nos tiemblen las palabras
y las dudas nos acechen sin remedio.
"...Cuando paso, finalmente, por el bosque,
algo surge que me lleva hasta el cuaderno,
me transforma, sin querer, en dulce brisa,
para luego descansar entre tus senos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/06/17
De tus dedos ha escapado un hermoso poema.
ResponderEliminarFeliz tarde Rafael.
Lo mejor de todo es el final y más en esta noche que hace tanto fresquito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, también aquí, en el norte, está la noche fresquita, Tecla.
EliminarUn abrazo.
Es admirable tu trabajo diario en la poesía. Felicidades
ResponderEliminarGracias Pepe.
EliminarUn abrazo.
Se borro mi comentario Rafael , te decía qué hay magia en cada verso .
ResponderEliminarGracias por ver esa magia Edith.
EliminarUn saludo.