Ya duermen las chalanas
después del temporal,
descansan en la arena
y en lechos de cristal.
¡Qué estampa tan bonita
ofrecen al pasar,
sus bancos y toletes
con briznas de alquitrán.
Detalles de la brega
del hombre con el mar,
marinos solitarios,
faenan por su pan.
Es parte de la ría,
del remo y el ciar,
buscando entre las aguas
las piezas que se dan.
También en las marismas
hay fango donde hurgar,
almejas y navajas
no escapan al final.
Se carga la gusana
tratando de cebar
anzuelos y aparejos
que finjan ser un plan.
Y al fin llega la pesca,
acaba pleamar,
ya baja la marea,
el puerto espera ya.
Hay cientos de relatos
que salen del hogar,
chalanas con marinos,
y el viento de truhan.
Vivámoslos de cerca,
sintiéndolos rozar,
el alma de las gentes
que rezan por su pan.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/01/25
Que no nos falte el pan. Versos con fuerza.
ResponderEliminarFeliz día. Un abrazo
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Un poema marinero por donde se lo mire. Saludos.
ResponderEliminarGracias María Rosa.
EliminarSaludos.
Qué oficio tan duro, y tan bello.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Rafael
Lo es, Maripau. Gracias.
EliminarUn abrazo.
Tu alma empatiza con la labor marinera, Rafael...Esas chalanas cuentan en silencio muchas historias y aventuras y tú las escuchas y les das voz...Precioso relato, que nos muestra tu sensibilidad y amor al mar y a los marineros.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.