En tu puerta me detengo
a tomar una sonrisa,
un suspiro bajo el fresno
y una tierna margarita.
Y con ellos el mensaje
que dejaste con sus líneas,
unas letras invisibles
con mil besos y caricias.
Es por ello que prosigo
el paseo de la ermita,
con el rezo de una salve
a la Virgen que nos cuida.
Ya se ciernen nubarrones
por el cielo de la villa,
y hasta el viento del oeste
sustituye a nuestra brisa.
Está cerca la galerna
y las olas ya se agitan,
se levantan y despeñan
en la costa, antes tranquila.
Se apresuran los marinos,
con sus botes y barquías,
a remar con todas fuerzas
y lograr así, su huida.
La sonrisa que me diste
se me torna en agonía,
mientras veo alzar los remos
poco a poco más cerquita.
Es la eterna paradoja
del marino y la alegría,
la bonanza y la galerna
como signo de la vida.
"...En tu puerta me detengo,
a rezarte "Ave María",
La Barquera de los mares
y en mi Villa tan querida..."
Rafael Sánchez Ortega ©
05/07/16
Vale la pena esperar por esa sonrisa!
ResponderEliminarBesos y buen domingo.
Sí, si vale la pena esperar Carmen.
ResponderEliminarUn abrazo.
Rafael uuff esas olas se inquietan porque ven en frente a un gran Poeta tú,esa sonrisa la tienes enfrente oye vale me encastó este poema lleno de romance que bonito está , gracias por sacarme sonrisas un abrazo mi querido amigo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Bea. Me alegro de haber conseguido sacarte unas sonrisas.
EliminarUn abrazo.