Tienes tu mesa llena de papeles
y no sabes, siquiera, de que son,
papeles y papeles con recuerdos
marchitos por el tiempo y por el sol.
Es cierto que carecen de importancia
y por eso tú omites la atención,
aunque algunos te acechen con sus dudas
y provoquen la sed del leedor.
Unas veces, la mesa tiene libros,
otras veces la sombra de un reloj,
y también mariposas con mil sueños
y una eterna escalera de color.
Porque sueños cargados de esperanza
es robar un latido al corazón,
es sentir esa esencia de la mesa
donde duermen la letra y el farol.
Me pregunto si existe todavía
aquel sueño del niño encantador,
quien buscaba, en la noche, a las estrellas,
y a través de las mismas al buen dios.
Pero sé que estará sobre la mesa
la respuesta sencilla y sin rubor,
ya que el niño se expresa sin palabras
sonriendo sus ojos a mi voz.
No hacen falta los versos y poemas
intentando dormir a la razón,
ya que aquella los vive día a día
con sus ojos vendados de pasión.
En la mesa no existen pentagramas
y una música surge de un crisol,
es el canto dorado del verano
y un clavel que nos deja el diapasón.
"...Te aseguro que tienes a tu mesa
cenicienta y cubierta de candor,
y aunque vuelen papeles y recuerdos
nadie habrá que la vea como yo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/06/16
y no sabes, siquiera, de que son,
papeles y papeles con recuerdos
marchitos por el tiempo y por el sol.
Es cierto que carecen de importancia
y por eso tú omites la atención,
aunque algunos te acechen con sus dudas
y provoquen la sed del leedor.
Unas veces, la mesa tiene libros,
otras veces la sombra de un reloj,
y también mariposas con mil sueños
y una eterna escalera de color.
Porque sueños cargados de esperanza
es robar un latido al corazón,
es sentir esa esencia de la mesa
donde duermen la letra y el farol.
Me pregunto si existe todavía
aquel sueño del niño encantador,
quien buscaba, en la noche, a las estrellas,
y a través de las mismas al buen dios.
Pero sé que estará sobre la mesa
la respuesta sencilla y sin rubor,
ya que el niño se expresa sin palabras
sonriendo sus ojos a mi voz.
No hacen falta los versos y poemas
intentando dormir a la razón,
ya que aquella los vive día a día
con sus ojos vendados de pasión.
En la mesa no existen pentagramas
y una música surge de un crisol,
es el canto dorado del verano
y un clavel que nos deja el diapasón.
"...Te aseguro que tienes a tu mesa
cenicienta y cubierta de candor,
y aunque vuelen papeles y recuerdos
nadie habrá que la vea como yo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/06/16
Qué belleza recorre el poema y qué candor!
ResponderEliminarBesos.
Gracias por apreciarlo así, Carmen.
EliminarBesos.
Un placer leerte, este poema rítmico y su candidez me ha encantado.
ResponderEliminarFeliz semana.
Un abrazo.
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo y feliz semana.