Aprecia las caricias de las olas
y vuela, golondrina, sobre el mar,
sabrás como navegan las traineras
y bregan los marinos con afán.
Verás la quintaesencia de la vida,
el faro de la costa, el cormorán,
también a la gaviota tan coqueta
que suele, por el puerto, pasear.
Y luego, cuando vuelvas a tu casa,
seguro que atraviesas un marjal,
con fauna variopinta y silenciosa
que espera que la noche llegue ya.
Serás, si tú bien quieres, la sirena,
la bella princesita de coral,
el ave juguetona, que en la tarde,
cruzaba por los cielos en zig-zag.
No temas, golondrina, las resacas
ni el viento que te manda el vendaval,
estímalo cual beso de unos labios
que entregan la pasión de algún volcán.
Ya llega, para ti, la primavera,
y entonces, con la misma, volverás,
sin prisas y sin pausas, en tus vuelos,
a ser ese cometa singular.
La bella cenicienta de las rimas
del ojo que te sigue en el cristal,
el verso que da paso a los poemas
del niño que precisa ser juglar.
Tú tienes el encanto de las hadas
y vuelves de los mares con la sal,
las algas y el salitre de la costa,
te nublan tus ojitos de azafrán.
"...Aprecia las caricias de las olas
y sigue, golondrina, tu volar,
seguro que hallarás ese latido
y el verso que alguien guarda en su rosal..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/02/17
y vuela, golondrina, sobre el mar,
sabrás como navegan las traineras
y bregan los marinos con afán.
Verás la quintaesencia de la vida,
el faro de la costa, el cormorán,
también a la gaviota tan coqueta
que suele, por el puerto, pasear.
Y luego, cuando vuelvas a tu casa,
seguro que atraviesas un marjal,
con fauna variopinta y silenciosa
que espera que la noche llegue ya.
Serás, si tú bien quieres, la sirena,
la bella princesita de coral,
el ave juguetona, que en la tarde,
cruzaba por los cielos en zig-zag.
No temas, golondrina, las resacas
ni el viento que te manda el vendaval,
estímalo cual beso de unos labios
que entregan la pasión de algún volcán.
Ya llega, para ti, la primavera,
y entonces, con la misma, volverás,
sin prisas y sin pausas, en tus vuelos,
a ser ese cometa singular.
La bella cenicienta de las rimas
del ojo que te sigue en el cristal,
el verso que da paso a los poemas
del niño que precisa ser juglar.
Tú tienes el encanto de las hadas
y vuelves de los mares con la sal,
las algas y el salitre de la costa,
te nublan tus ojitos de azafrán.
"...Aprecia las caricias de las olas
y sigue, golondrina, tu volar,
seguro que hallarás ese latido
y el verso que alguien guarda en su rosal..."
Rafael Sánchez Ortega ©
24/02/17
¿Te imaginas? La mirada de las golondrinas atravesando el planeta cuando cambian de país y se van tan lejos?
ResponderEliminarSerán las mismas las que se van que las que vuelven?
¿Se acordarán del sitio en que nacieron?
Es una buena pregunta Tecla, a la que no tengo respuesta, pero me gustaría que fueran las mismas, sí...
EliminarUn abrazo en la noche.
El encanto de la primavera, con sus colores y vida.
ResponderEliminarBesos.
Gracias por ver eso en mis versos María.
EliminarBesos.
Si las golondrinas te leyeran se sentirían orgullosas de ser como las gaviotas y apreciarían más la belleza e inmensidad del mar, que tú muy bien conoces, Rafael...¿verdad?
ResponderEliminarMi abrazo y feliz semana, amigo.
Es cierto y te aseguro que las golondrinas también, en mi tierra, vuelan muchas veces sobre el mar.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Te sigo leyendo entre sales y las las golondrinas y la inocencia de por medio juega con el viento y nos trae tantos recuerdos hermosos, un abrazote desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por tu comentario Bea.
EliminarUn abrazo.
Volverán las golondrinas a posarse en tus poemas jubilosas y prestas a seguir siendo tus musas, no cabe duda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay pequeñas musas en la vida que significan tanto Marinel...
EliminarUn abrazo en la noche.