Era un niño pequeñito
como el verso de un poema,
con dos ojos vivarachos
que lucían cual estrellas.
Un abuelo vigilaba
esa hora de la siesta,
y miraba complacido
a su nieto, sin sorpresa.
Pero el niño no dormía
y seguía con su fiesta,
parloteos inaudibles
y también con pataletas.
El voz alta el abuelito
desgranaba una leyenda,
y le hablaba de los mares
de las playas y sirenas.
Nuestro niño palmeaba
sus manitas hoy tan tiernas,
y mandaba, con sus dedos,
un mensaje a quien lo quiera.
Es la infancia y es la vida,
el susurro que nos llega,
es la voz, entrecortada,
y el relato de la tierra.
En la vida, donde hay niños,
hay abuelos a su vera;
y éstos cantan viejas nanas
para que, ellos bien, se duerman.
Pero un día los relojes
sonarán de otra manera,
y los dulces querubines
al abuelo darán guerra.
"...Era un niño pequeñito,
una cuna y un cometa,
y un abuelo que, orgulloso,
le mecía con paciencia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/02/17
como el verso de un poema,
con dos ojos vivarachos
que lucían cual estrellas.
Un abuelo vigilaba
esa hora de la siesta,
y miraba complacido
a su nieto, sin sorpresa.
Pero el niño no dormía
y seguía con su fiesta,
parloteos inaudibles
y también con pataletas.
El voz alta el abuelito
desgranaba una leyenda,
y le hablaba de los mares
de las playas y sirenas.
Nuestro niño palmeaba
sus manitas hoy tan tiernas,
y mandaba, con sus dedos,
un mensaje a quien lo quiera.
Es la infancia y es la vida,
el susurro que nos llega,
es la voz, entrecortada,
y el relato de la tierra.
En la vida, donde hay niños,
hay abuelos a su vera;
y éstos cantan viejas nanas
para que, ellos bien, se duerman.
Pero un día los relojes
sonarán de otra manera,
y los dulces querubines
al abuelo darán guerra.
"...Era un niño pequeñito,
una cuna y un cometa,
y un abuelo que, orgulloso,
le mecía con paciencia..."
Rafael Sánchez Ortega ©
26/02/17
Es un abuelo muy, muy tierno, Rafael, que le canta nanas a su niño.
ResponderEliminarSí, Tecla, seguro que lo es.
EliminarUn beso.
Un poema entrañable, que suena como una nana acariciadora...Muy bello.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz noche, Rafael.
Gracias por verlo así María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Me sentí muy identificada Rafael. Bellisimo!
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias Natalia.
EliminarUn abrazo.
Suena muy dulce y mágico este poema, ese niño, ya no tan niño y sus añoranzas.
ResponderEliminarPrecioso como siempre.
Un abrazo Rafael, buen día amigo.
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo y feliz tarde.
Una ternura de poema, Rafael.
ResponderEliminarBesos en la tarde.
Gracias María.
EliminarBesos en la noche.
Tierno relato en verso. No hay nada más enternecedor que la relación abuelos-nietos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto Fanny.
EliminarUn abrazo.
Aysss esos abuelos...tanta ternura!
ResponderEliminarBesos.
Sin duda que si, Carmen.
EliminarBesos.
uuufff la ternura de un abuelo esa relación entre el nieto y el abuelo hermosa relación, hermosa vivencia, precioso y muuy dulce te quedó , un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por verla en mis versos Bea.
EliminarUn abrazo.
Ay los abuelos, qué falta hacen y cuánta paciencia, bondad y sabiduría nos regalan para el equipaje de la vida.
ResponderEliminarOtro abrazo.
Sin duda que sí Marinel.
EliminarUn abrazo.