No busco la palabra lisonjera
que calme las galernas de mi alma,
tampoco yo la quiero y la persigo
y trato de seguir así mi marcha.
La vida es un camino por senderos,
plagado de tormentas y de matas,
llevamos la mochila bien cubierta
y a veces unos rayos nos alcanzan.
Metáforas de luz y de sonidos,
estados de emoción y menopausia,
locura de emoción para los ojos
que lloran sin saber, cuál es la causa.
Por eso me remito a los comienzos,
al tiempo de la infancia sin resacas,
allí donde los mares eran verdes
con olas y con algas, en sus playas.
Me duermo entre claveles y jazmines
ajeno a los acosos de las hadas,
no pienso en querubines de los cuentos,
tampoco en los piratas de las plazas.
Quizás un cosquilleo intermitente,
la niebla que se abre en las pestañas,
aquella mariposa que rozando
dejaba la fragancia de las jaras.
La tarde nos ofrece mil suspiros
y en unos es la voz de las cigarras,
en otros con susurros diferente
que tañen el candor de las campanas.
Pequeñas celosías de los sueños,
cristales que soportan telarañas,
algunas lentejuelas en los ojos
preludio de la lluvia y de unas lágrimas.
"...No busco la palabra lisonjera
y trato de salir de mi coraza,
decía un escritor un tanto imberbe,
llevando hasta su boca la manzana..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/02/17
que calme las galernas de mi alma,
tampoco yo la quiero y la persigo
y trato de seguir así mi marcha.
La vida es un camino por senderos,
plagado de tormentas y de matas,
llevamos la mochila bien cubierta
y a veces unos rayos nos alcanzan.
Metáforas de luz y de sonidos,
estados de emoción y menopausia,
locura de emoción para los ojos
que lloran sin saber, cuál es la causa.
Por eso me remito a los comienzos,
al tiempo de la infancia sin resacas,
allí donde los mares eran verdes
con olas y con algas, en sus playas.
Me duermo entre claveles y jazmines
ajeno a los acosos de las hadas,
no pienso en querubines de los cuentos,
tampoco en los piratas de las plazas.
Quizás un cosquilleo intermitente,
la niebla que se abre en las pestañas,
aquella mariposa que rozando
dejaba la fragancia de las jaras.
La tarde nos ofrece mil suspiros
y en unos es la voz de las cigarras,
en otros con susurros diferente
que tañen el candor de las campanas.
Pequeñas celosías de los sueños,
cristales que soportan telarañas,
algunas lentejuelas en los ojos
preludio de la lluvia y de unas lágrimas.
"...No busco la palabra lisonjera
y trato de salir de mi coraza,
decía un escritor un tanto imberbe,
llevando hasta su boca la manzana..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/02/17
En mi infancia, Rafael, los campos de trigo eran para mi, mares mecidos por las olas de unas espigas con piel de terciopelo que brillaban con la luz del sol.
ResponderEliminarUn sol de justicia que asomada a la ventana más alta del cortijo me hacía soñar.
Bendita sea la infancia.
Cierto Tecla. Para mí fueron también, en mi fantasía, esos mares que dices, quizás asociado a las lecturas de aquella infancia.
EliminarUn abrazo en la noche.
Cuando comenzamos a vivir, no existe la contaminación de las tristezas y decepciones. Pero allí es donde se comienza a crecer, desde lo físico y emocional, después de todo, la tierra es la gran escuela para después subir al cielo, graduados y contentos. Gran poema amigo, como siempre lleno de pensamientos que crean más pensamientos. Un abrazo.
ResponderEliminarComo bien dices es "la vida", la gran escuela para aprender y en ella estamos.
EliminarUn abrazo y gracias por tu comentario querida Paty.
Y el que no abra su infancia un poco lejana ya,no podrá disfrutar de aquellos sueños ,de aquellas realidades que de peques teníamos y que de vez en cuando retornan al recuerdo,afortunadamente.
ResponderEliminarMuy lindo escribes
Saludos
Gó
Gracias Gó, me alegro de que te guste.
EliminarUn saludo.
buenos días Rafael ...siempre paseando por tus hermosos y románticos versos.
ResponderEliminarFeliz viernes
abrazos
Gracias por tu visita y comentario Marina.
EliminarUn abrazo.
Yo prefiero hechos lisonjeros... jeje.
ResponderEliminarPrecioso este poema.
Gracias por ser y estar, Rafael.
Un fuerte abrazo.
Gracias por tus palabras Carmen.
EliminarUn abrazo.
Dejar brotar de la coraza las galernas del alma....
ResponderEliminarSiempre encuentro una delicadeza belleza aquí, en tu casa.
Siempre es un placer.
Mi abrazo Rafael
Me alegro de que así sea, Athenea.
EliminarUn abrazo de luz.
Bendita poesía, que nos renueva sentimientos y vivencias, nos hace sobrevolar la realidad y unir todos los tiempos en este presente, Rafael...Mi felicitación por la magia de las letras.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.
Gracias sinceras María Jesús.
EliminarUn abrazo en la tarde.
A veces cuesta salir de la coraza.
ResponderEliminarBesos.
Sí, Amapola, tienes razón.
EliminarBesos.