Cantaban las aves,
muy cerca, en el río,
y arriba, en los cielos,
se oían suspiros,
temblaban las aguas
vibraban los lirios,
allí, junto al bosque
de tono amarillo,
un ciervo pastaba
con gesto tranquilo
y el elfo del cuento
quería su sitio,
estar en el cuadro
que indica el camino,
la senda y la vida
en pleno latido.
La luna de plata
buscaba a los niños,
cansados del día,
durmiendo tranquilos,
sus ojos cerrados
ocultan el brillo,
la sed de la infancia,
el tiempo tan limpio,
por eso la luna
los quiere consigo,
ni cerca ni lejos,
con plenos sentidos,
contándoles nanas
de viejos escritos,
con hadas y magos
colgando en los hilos...
"...Se pasa la tarde
se pierde el instinto,
ya llegan las sombras,
no piden permiso..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/05/18
Tras la luz siempre le sigue la oscuridad y viceversa... Precioso poema, esa parte de la luna y los niños es como una nana.
ResponderEliminarMil besitos en la tarde, amigo Rafael.
Gracias por verlo así, Auroratris.
EliminarUn abrazo en la tarde que termina.
Una linda composición para leer y releer en voz alta para escuchar su musicalidad.
ResponderEliminarMe gustó especialmente el final, y por otro lado me encantan las figuras de elfos y hadas en la poesía porque me transporta a otros lugares.
Un beso grande Rafael
Me alegro de que te gusten esas figuras de elfos y hadas, ya que está latente en la sensibilidad poética.
EliminarUn abrazo y feliz noche.
Que bello poema amigo, yo crecí cerca de un rio, se llamaba Najasa, todos los fines de semana corría por sus orillas a caballo, y también me bañaba con caballo y todo, fueron tiempos bellos y soñaba con todo eso que describes en tus lindas letras, abrazos lejanos.
ResponderEliminarPues fuiste muy afortunada, Maricel, y seguro que guardas muy bellos recuerdos que irás depositando en tus versos.
EliminarUn abrazo.
Me gustan las nanas como los cuentos.Me traen recuerdos y aún leo los que colecciono.
ResponderEliminarLa verdad es que el poema es una sinfonía de belleza,con hadas ,con nanas,con lunas de plata ,los niños...
Inmenso,Rafa
Besucos
Gó
Gracias sinceras Gó.
EliminarUn abrazo y "besucos"
No, las sombras no piden permiso, pero no han de molestar en un mundo onírico como el que has creado en este poema.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Gracias Verónica.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Precioso poema que en su canto a la vida natural, permite que los niños sean cachorros libres
ResponderEliminarMe parece muy tierno y limpio. Lo encontré precioso y saltarín, alegre y festivo. Un saludo
Gracias por ver así estos versos Alborada Dos.
EliminarUn saludo.