Cae la tarde.
Se marchan las gaviotas
y tú con ellas.
Van a la costa,
en busca de sus crías
que están creciendo.
Pienso en los días
mirándolas despacio
desde la barra.
Atrás quedaron
los ratos y momentos
que ahora recuerdo.
Llegaba el mar,
con barcos y con olas,
en tantas tardes.
Sangre y salitre
dejaban en mi alma
tiernos latidos.
Sabor del yodo
que viene con las algas
desde alta mar.
Y el niño aquel
soñando con sus versos
y las sirenas.
¡Preciosa imagen
que vuelve a la retina
con un suspiro!
Rafael Sánchez Ortega ©
21/05/20
La tarde se lleva recuerdos y otros regresan asi como esas gaviotas con su vuelo buscan su alimento ...Las olas buscas esa orilla donde descansar. Un abrazo en la tarde.
ResponderEliminarGracias por fijarte en estos detalles, Campirela.
EliminarUn abrazo.
Los ocasos son verdaderos invocadores... Bonita estampa nos regalas, amigo Rafael.
ResponderEliminarMil besitos en la tarde.
Gracias Auroratris.
EliminarUn abrazo en la noche.
El mar y las gaviotas al atardecer nos traen nostalgias y recuerdos. La inspiración está ahí, alentándonos a escribir y a seguir adelante con los sentimientos, Rafael.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo.
La inspiración está ahí, para todo el mundo, María Jesús.
EliminarUn abrazo y gracias.
Necesitamos llenar nuestras retinas con imágenes y recuerdos que las llenen de vida. Besos.
ResponderEliminarAsí es, Laura.
EliminarBesos.
Volvieron los recuerdos y quedaron en un poema.
ResponderEliminarAfortunado eres, con ese mar acompañándote.
Abrazos, Rafael.
Sí, no puedo quejarme, Verónica.
EliminarUn abrazo y gracias.
Atardecer en la palaya es de las cosas más baratas y gratificantes que conozco.
ResponderEliminarUn abrazo, y por el mar.
Cierto, Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Dios esos atardeceres te llenan de vida , dulces haikus, fueron hermosos, un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por tus palabras Bea.
EliminarUn abrazo.