Suenan campanas,
que llegan y estremecen,
llaman a misa.
Lentas pausadas,
repican en la tarde
que ya termina.
Se ven beatas,
que suben a la iglesia,
con ropas negras.
En la colina
se estira, perezosa,
nuestra capilla.
Lugar de culto,
de rezos, de bautismos
y funerales.
También de gracias,
al Niño y a la Virgen
por mil favores.
En el silencio
del templo y de sus naves
hay mucha paz.
Paz en las almas,
que llena y que adormece
los corazones.
Y algunos labios,
musitan una salve
con devoción.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/08/19
Suenan campanas y algo canta en el corazón del devoto que las escucha.
ResponderEliminarPrecioso
Un abrazo
Gracias Jose Vivo.
EliminarUn abrazo.
Los tañidos de la tarde, con las beatas, en peligro de extinción, subiendo hacia la iglesia
ResponderEliminarMuy lindo post. Un abrazo
Me alegro de que te guste, Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Las campanas que no paran de bailar... Estremeciendo los corazones... Al mismo compás...
ResponderEliminarUn abrazo lleno de energía para tu dia, mi querido amigo Rafael.
Gracias María.
EliminarUn abrazo.
Es el sonido al llamado de la devoción... A la paz que emana el templo.
ResponderEliminarPrecioso, amigo Rafael.
Mil besitos con cariño para tu día.
Gracias Auroratris.
EliminarUn abrazo.
Muy místico, me gusta
ResponderEliminarSaludos
Gracias Julia.
EliminarSaludos.
Suenan campanas, aveces alegres, aveces tristes... allí en lo alto del campanario, replican las almas perdidas.
ResponderEliminarUn abrazo al alma Rafael.
Gracias por tu comentario Ani.
EliminarUn abrazo.
Tañido de campanas que congrega en torno a la fe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael.
EliminarUn abrazo.
Un abrazo. :)
ResponderEliminarGrancias Laura, otro para ti.
EliminarCampanas que llaman, que reunen... sonidos de tradición y recogimiento.
ResponderEliminarHermoso poema, Rafael
Que bonito poema, yo vivo en una manzana donde mi casa da a una capilla, tiene en su torre una campana que llama a misa los sábados y domingos.En tus versos vi mi capilla.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias por identificarte con mis versos, María Rosa.
EliminarUn abrazo.