Una esperanza
estaba bajo un tilo
como soñando.
¿Y qué buscaba?...
¿quizás nuestros latidos
de enamorados?
Quizás los pasos
que dejan los ancianos
que van a verlos.
Llegó el otoño
y el tilo y la esperanza
envejecieron.
Atrás dejaron
momentos compartidos
con otras gentes.
Besos y abrazos
de jóvenes y amantes
con mil suspiros.
Y en el invierno,
nosotros regresamos
a los jardines...
Con nuestros sueños
dejados en las ramas
de un viejo tilo.
Y la esperanza
tatuada en ese tronco
de nuestras almas.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/03/20
Tus mariposas convertidas en dulces haikus preciosos, aún el otoño no ha llegado pero se puede sentir al leerte un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias Bea.
EliminarUn abrazo.
La esperanza titila entre tu bellos haikus… Ella reside indeleble bajo la piel, a pesar de otoños e inviernos…
ResponderEliminarUn placer, querido amigo.
Abrazos, y feliz día.
Agradecido Ginebra.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Que esos tatuajes de esperanza, escritos en el alma, dejen paso a la primavera eterna -.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz noche de san Juan
Que así sea, Albada Dos.
EliminarUn abrazo en esta noche tan especial.
El tilo es la calma... y tras ella la esperanza.
ResponderEliminarUn placer leerte, amigo Rafael.
Mil besitos en la tarde.
Gracias Auroratris.
EliminarUn abrazo y feliz tarde.
Bellas palabras, la esperanza tatuada, siempre deberíamos tener la esperanza tatuada.
ResponderEliminarBesazo al alma amigo.
Cierto Paula.
EliminarBesos.
Loa árboles nos dan esa calma y esperanza que tanto necesita el ser humano, es nuestra fuente de energía y es lindo cuando estamos al lado de ellos y nos agarramos, es como sentir que algo por dentro se renueva.
ResponderEliminarUn abrazo y muy feliz noche.