Una oración
me dictas, en silencio,
mi mariposa.
Que Dios ayude,
que rompa las cadenas
y entre la luz.
Que nos permita
volver a ver la vida,
sentir al sol.
Que nos enseñe
a ver, en las personas
a los hermanos.
Que todos juntos
sepamos ayudarnos
mano con mano.
Que queden fuera
los odios y egoísmos
de nuestras almas.
Y que florezcan
de nuevo las sonrisas
y las miradas.
Por eso al cielo
le envío esta plegaria
con gran fervor.
Mira mis alas
(le digo al Dios ausente)
y esta oración.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/04/20
Seguro que alguien se la hace llegar...
ResponderEliminarUn abrazo y la fe y la esperanza siempre .
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Rafael, me encanta la oración que nos dejas. Es todo un acto de humildad y generosidad. Ver a los demás como hermanos y empatizar con ellos, perdonando errores y empezando cada día es propio de seres con una grandeza interior admirable.
ResponderEliminarTe dejo mi felicitación y mi abrazo siempre, poeta.
Gracias por tus palabras y comentario, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Siempre esperamos que la relación entre humanos mejore y es como una gran utopía y yo me pregunto... ¿si cada uno pusiera su grano de arena, qué pasaría?... y creo que basta con ese pequeño aporte (real, sincero) para que la energía del mundo se vuelque a un futuro más alentador. Nuestro grano de arena es en gran medida escribir poesía.
ResponderEliminarPrecioso clamor amigo, te envío mi abrazo con mucho cariño.
Paty.
Gracias por tus palabras y comentario Paty.
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Ojalá la mariposa sepa convencer al mundo de estar unidos.
ResponderEliminarUn abrazo
Seguro que sabe y deja toda su belleza y ternura, Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Un oración se hace abriendo el corazón como tu lo haces en cada poesía.
ResponderEliminarGracias Buscador, eres muy generoso.
EliminarUn saludo.