Qué tarde más bonita
oyendo a las cigarras,
a dúo, con los grillos
dejándonos sus nanas,
la tierna primavera
sin prisas se mostraba
sacando margaritas
y rosas en las campas,
también los pajarillos
venían y sumaban
sus cantos primorosos
de juergas y jaranas,
igual las golondrinas
cruzaban y volaban
en arcos sinuosos
de un bello pentagrama...
Qué tarde más hermosa,
dijeron las pestañas,
de ver de nuevo el mundo
surgiendo de la nada,
y es cierto lo que ocultan
los gritos de las almas,
los pechos tan ansiosos
con voces tan calladas,
estaban confinados
detrás de las legañas,
los versos de la vida,
la prosa tan ansiada,
se daban sin razones
ni múltiples palabras,
los yugos en la mente
las losas soportaban...
“¡Qué tarde más preciosa
tras puertas y ventanas,
la vida fue un suspiro
que el cielo nos mandaba...!"
Rafael Sánchez Ortega ©
03/05/20
Las tardes más bonita son aquellas que lo más insignificante nos sacan una sonrisa, cualquier sonido de ave nos alegra el corazón.
ResponderEliminarAsí pues disfrutemos de la vida y todo lo que nos rodea.
Un abrazo feliz sobremesa.
Cierto, Campirela, es como dices.
EliminarUn abrazo en la noche.
Una tarde gozosa y juvenil , primavera en la mirada y en el corazón son tus versos.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Una tarde llena de encanto, que inunda el corazón de alegría...
ResponderEliminar“¡Qué tarde más preciosa
tras puertas y ventanas,
la vida fue un suspiro
que el cielo nos mandaba...!"
Bellos versos Rafael
Un abrazo
Gracias por fijarte en esos versos, Sneyder.
EliminarUn abrazo.
Me encanta la tarde que nos regalas Rafael. Y disfrutarla en buena compañía es mejor aún. Un abrazo grande.
ResponderEliminarPor supuesto, Lady Blue, coincido.
EliminarUn abrazo.
Incluso en los peores momentos, hay un respiro que nos repone.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Eso es lo importante, Verónica.
EliminarAbrazo.