Busca el marino
el remo y la trainera
en pleamar.
Y luego embarca,
navega hacia los mares
por la bahía.
El mar cantábrico
le espera con sus aguas
azul celeste.
Rema despacio,
los muelles y la villa
quedan atrás.
Allí le esperan
los ojos y las manos
de un corazón.
En ese cuerpo
le aguarda la ternura
que tanto ansía.
Pero es el mar
de playas y de pescas
quien hoy le llama.
Debe lograr
pescar los calamares
para venderlos.
Un día más
la magia y el trabajo
funden sus besos.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/09/20
(Esta vez el tema es el del mar y ese "marinero" que tiene que salir a buscar la pesca y, a través de ella, el fruto y el dinero para poder vivir o sobrevivir. En este caso he plasmado, o intentado hacerlo, en la figura de un marinero jubilado que son los que aquí, en el norte, salen o salían a pescar esos "calamares", en sus botes o barcas pequeñas de motor, aunque yo lo he llevado a esa otra figura, que con sus remos tenía que salir hasta la altura de las playas y allí, con paciencia, buscaba conseguir esa docena o docenas de calamares para luego venderlos a los bares y vecindario.)
Un retrato precioso de esos marineros jubilados.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Gracias por ver esa imagen, Albada Dos.
EliminarUn abrazo en la tarde.
La vida del marinero es dura, muy dura, pero cuando ya se tiene una edad y se hace por placer es más llevadera. Le sirve de distracción y de esa nostalgia que tal vez tenga. Esos clamores que ricos, me has despertado la ganas de merenderar un bocadillo ajjaja. Un abrazo
ResponderEliminarEs como dices, Campirela, y los bocadillos de calamares están muy ricos, doy fe.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Vida sacrificada la del pescador, rodeado siempre del peligro que significa el mar, pero igual sale y enfrenta la fuerza indómita del océano. Bello poema Rafael.
ResponderEliminarmariarosa
Así es la vida y el día a día del marinero, María Ros.
EliminarUn abrazo y gracias.
Chapó por esos marineros, hombres de la mar.Y Chapó por tus versos.
ResponderEliminarUn abrazo Rafael.🤗😘
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Precioso tu homenaje en verso a ese marinero que, pese a su edad, tiene que salir a pescar esos riquísimos calamares que hace muchísimo he dejado de saborear.
ResponderEliminarCalamares pescados con poteras uno a uno, calamares que, nada más varar su barca en la arena, venderá en la tasca de siempre, su dueño los espera ansioso, lo que trae, es un puro manjar.
Los entendidos saben que se comen sin limpiar, es todo tan tierno y gustoso que, con vuelta y vuelta en la plancha no es necesario aliñarlos con más.
Con tu entrada me has recordado a mi tierra, a mi mar Cantábrico a todos los míos y a su hospitalidad.
He tenido suerte al detenerme en tu espacio, por un momento me has hecho recordar tiempos muy felices de mi juventud.
Con tu permiso, seguiremos en contacto.
Cariños.
Kasioles
Gracias Kasioles por tu visita y comentario. Defines perfectamente el ser y la esencia del "cantábrico" donde vivo, igual que a sus gentes y costumbres. Seguro que conoces este lugar y villa de San Vicente de la Barquera, donde he nacido.
EliminarUn abrazo en la noche.
¡Muy lindos haikus, Rafa! Como todo poema que pasa por tu mano. yo también he visto salir a ese sencillo marinero a pescar para vender, pero antes dejaba en su hogar un tanto de su pesca. ¡Eran malos tempos!... Gracias por lo bonito que escribes.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana.
Gracias por tu visita y comentario Marina.
EliminarUn abrazo y feliz finde también para ti.
Precioso homenaje a esa gente de mar. 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼
ResponderEliminarGracias Galilea.
EliminarAbrazo.
Bello homenaje a ese pescador, que expone su vida y sus fuerzas para lograr sobrevivir junto a su familia. Todo un reto y aventura, que va superando día a día, dejando la piel y el alma en ello. Mi gratitud por este bellísimo poema, Rafael.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz noche, amigo.
Gracias por tus palabras María Jesús.
EliminarAbrazo.
precioso, me ha encantado que te haya acordado de ellos a través de tus versos, es un homenaje al marinero a la vida también precioso amigo un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarEs que forman parte de mi vida, Bea, no lo puedo negar.
EliminarUn abrazo.
Me llevaste a tu tierra; a esas barcas que aguardan la pleamar y a quienes curtidos de salitre, siguen viviendo de la mar.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Me alegro de que eso lograran mis versos, Verónica.
EliminarAbrazo.