El campanario
tenía una escalera
de caracol.
Otra escalera
llevaba hasta los cielos
a muchos niños.
También había
peldaños que bajaban
hasta los sótanos.
Una casona,
con pinta de palacio,
en la Montaña.
Casa de piedra
con yedra en las paredes
y en las ventanas.
Largos balcones,
entrada solariega
y dos escudos.
Viejos blasones
que cuentan, en silencio,
algo de historia.
Porque el desván
custodia manuscritos
que así lo cuentan.
Hoy, el presente,
me deja en la casona
con la nostalgia.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/09/20
Quizás he intentado hacer un repaso o recuerdo a la vieja iglesia o a la casona del Ayuntamiento, con sus escaleras que subían al campanario, desvanes y la que bajaba al sótano. Es una especie de recuerdo de las viejas casonas Montañesas, (algunas quedan), que vimos de niños y que contemplábamos con nuestros ojos infantiles tratando de descubrir e imaginar quienes vivían y las construyeron y qué historia encerraban entre sus piedras.
La mirada de un niño vive en tus letras amigo, esa mirada llena de curiosidad, imaginación y asombro. Que ese niño nunca se vaya!
ResponderEliminarUn abrazo cariñoso.
Paty
Gracias Paty, y eso es lo que se intenta, algo que ya no es fácil.
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Esas escaleras daban un poco de miedo, recuerdos ahora que las menciona las de la iglesia de mi pueblo ...siempre dan un poco de respeto y si vas por la noche ni te cuento ...Eso recuerdos de hacer chiquilladas. Un abrazo y feliz noche.
ResponderEliminarFue como dices, Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.
Muy bonito. Edificios tan antiguos que hoy dan miedo por su oscuridad y que cuando somos pequeños, la curiosidad nos llevaba a ellos y el miedo no existía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Esos lugares, con sus escaleras, qué bonitos recuerdos los yuyos
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Dulces recuerdos tu niñez plasmados en dulces versos, me encanta, vivencias , un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias Bea.
EliminarUn abrazo.
Una historia preciosa la de esa casona repartida en sus escaleras, que suben y bajan. Todo eso es un mágico misterio para los niños. Imagino cómo lo viviste, con qué curiosidad, amigo. Gracias por contárnoslo.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz noche.
Gracias por tu comentario, María Jesús.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Una casona que, sin duda, invita a ser recorrida.
ResponderEliminarMe trajiste un recuerdo parecido de mi niñez, explorando otra casona.
Abrazo, Rafael.
Gracias Verónica, me alegro de lo que dices.
EliminarUn abrazo.