Como se apaga una vela,
así se funde mi vida,
con parpadeo constante
bajo el candor de la brisa.
Miro la vela y me digo
que no hacen falta más prisas,
para llegar a buen puerto
y hasta el hogar y comida.
Se va apagando la vela
y quedan solo rendijas,
entre las brumas que nacen
en las durmientes pupilas.
Yace la frente serena
sin el sudor de la vida,
y los ojitos cerrados
sueñan con velas divinas.
Es enfrentarse a la muerte
en una lucha perdida,
como la vela sin cera
libra batalla vacía.
Suenan tambores lejanos
con una música prima,
y aquel adagio sin nombre
busca el ciprés de la esquina.
En él grabaron dos letras
y un corazón que latía,
unos poetas, que antaño,
enamorados vivían.
Y allí se apagó una vela
y se fundieron dos vidas,
bajo la llama y los versos
de un corazón que latía.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/11/23
Bellísimo poema, con esas velas cuyas llamas se funden, y aunque el tiempo acabe por apagarlas, siguen, en parte, fundidas.
ResponderEliminarUn abrazo Rafeal, y por un día precioso para ti
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz martes.
Como se apagó esa vela llamada Milu, me apago yo estimado Rafael, el adiós de Milu me ha dejado una herida que poco a poco va cerrando.
ResponderEliminarOs he tenido abandonados y no os lo merecéis, discúlpame estima Rafael.
Un placer siempre leerte. Un abrazo
Se siente lo de "Milu" y amigos así, no tienen precio y es un tesoro que se va.
EliminarUn abrazo Carmen.
Rafael, un poema muy bonito, pero triste. Dejemos que las velas hagan su oficio y la vida siga el suyo. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias sinceras Campirela.
EliminarUn abrazo.
Un poema precioso, hay tristeza y despedida en cada letra la vida.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarAbrazo.