Que no se callen los cielos
y que alumbren sus farolas,
esas estrellas divinas
con siluetas de personas,
y que entremezclen silencios
con esencias y con rosas,
en los mensajes sin nombre
de sus pupilas y sombras,
porque su dulce reclamo
en el labio que a la boca
le va dejando unos besos
de una forma misteriosa,
y así se forma la vida
y van surgiendo las gotas
de esa lluvia fina y mansa
que acariciando nos moja...
Que no se cansen los ojos
de buscar lo que les sobra,
a esos cielos tan distantes
por encima de las olas,
y que se embriaguen de pleno
del salitre y de las horas
que desgranan sus escamas
en resacas perezosas,
porque la vida transcurre
cada día y sin alfombras,
con oropeles y dudas
afectando a las personas,
y es aquí la poesía
la que vibra y da su nota,
penetrando por las venas
con sus versos como drogas...
"...Que no se callen los labios
y susurren nuestras bocas,
ese nombre tan querido
y causante de esta trova..."
Rafael Sánchez Ortega ©
15/08/19
la lluvia mansa de la vida, la que nutre, la que sacia, la que nos llena de luz la mirada.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde, Rafael.
Sí, Albada Dos, esa lluvia es.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Que no se callen ni los silencios, que sigan brotando sentimientos a la espera de ser escuchados. Delicioso poema rafael. Saludos.
ResponderEliminarGracias por ver esos pequeños detalles, Ani.
EliminarUn saludo.
A veces los versos son drogas que nos aplacan la tristeza, drogas buenas que no hacen daño . Me encantó esa rosa firme y erguida bajo la lluvia.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias sinceras, María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Que no se callen, por favor, al menos tú nunca calles. Me gusta la droga que nos ofreces.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tus palabras, Yashira.
EliminarUn abrazo.
Hermosa trova,que no calle el poeta!
ResponderEliminarGracias Carmen.
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