Caminaba de puntillas
con temor a despertarle,
eran muchos sentimientos
y perfectas realidades.
Una cama solitaria,
dos mesitas innombrables,
una silla y una mesa
y una puerta que se abre.
Atrás quedan sentimientos
muy distintos y variables,
con promesas y leyendas
que surgieron en la tarde.
Mil suspiros se emitieron
y se encuentran en el aire,
con el humo del cigarro
que quería marchitarse.
Pero todo es fantasía,
no hay mentiras ni verdades,
es producto de unos versos
y la mano que los trace.
Un lector muy quisquilloso
pide al cielo que le hable,
que le diga que si es cierto
lo que leen sus bifocales.
Pero el cielo no contesta
ni el poeta le da un margen,
de saber si su pregunta
tiene un punto de saudades.
Y se queda con la duda
el lector imperturbable,
aunque sienta un gran mosqueo
con la duda que le nace.
Mas volvamos de puntillas
a ese cuadro con que parten,
estos versos y el poema
con promesa de acabarle.
Atrás queda la figura
los momentos y la imagen,
de aquel cuadro irrepetible
con la música del baile.
Bien sabía que, allá afuera,
existían otras calles,
otras sendas y caminos
y otros mundos admirables.
Y por eso abandonaba;
sí quería despertarse,
retornar al viejo mundo
de poemas y romances.
"...Allí estaba la alegría,
el latido con la sangre,
y aquel labio, tan ansioso,
en un beso inenarrable..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/12/15
con temor a despertarle,
eran muchos sentimientos
y perfectas realidades.
Una cama solitaria,
dos mesitas innombrables,
una silla y una mesa
y una puerta que se abre.
Atrás quedan sentimientos
muy distintos y variables,
con promesas y leyendas
que surgieron en la tarde.
Mil suspiros se emitieron
y se encuentran en el aire,
con el humo del cigarro
que quería marchitarse.
Pero todo es fantasía,
no hay mentiras ni verdades,
es producto de unos versos
y la mano que los trace.
Un lector muy quisquilloso
pide al cielo que le hable,
que le diga que si es cierto
lo que leen sus bifocales.
Pero el cielo no contesta
ni el poeta le da un margen,
de saber si su pregunta
tiene un punto de saudades.
Y se queda con la duda
el lector imperturbable,
aunque sienta un gran mosqueo
con la duda que le nace.
Mas volvamos de puntillas
a ese cuadro con que parten,
estos versos y el poema
con promesa de acabarle.
Atrás queda la figura
los momentos y la imagen,
de aquel cuadro irrepetible
con la música del baile.
Bien sabía que, allá afuera,
existían otras calles,
otras sendas y caminos
y otros mundos admirables.
Y por eso abandonaba;
sí quería despertarse,
retornar al viejo mundo
de poemas y romances.
"...Allí estaba la alegría,
el latido con la sangre,
y aquel labio, tan ansioso,
en un beso inenarrable..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/12/15
Los últimos versos me han encantado.
ResponderEliminarUn beso de seda.
Gracias María.
EliminarUn "beso de seda" también para ti.
Un bello poema Rafael.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Te inspiró muy bien la imagen,es preciosa,la verdad.
ResponderEliminarBuen día y besos.
Gracias por tu comentario, Carmen.
EliminarUn beso y feliz tarde.
Has ido de puntillas hacia la vorágine poética, la que llena tanto que se nos desborda...
ResponderEliminarY me ha parecido un caminar hermosamente sigiloso, como para no entorpecer tanto sentimiento.
Un beso.
Has definido perfectamente estos versos, Marinel.
EliminarUn beso.
Allí estabas tú y tu sentir. Besos.
ResponderEliminarGracias por esta visión que haces de mis versos, Amapola.
EliminarBesos.
No pueden ser mas bellisimos tus versos ...un abrazo
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Marina.
EliminarUn abrazo.
uufff que bello caminoas en un dulce silencio para plasmar estos versos profundos no quedará la duda al plasmarlo con el alma precioso un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarDe puntillas nos acercamos al recuerdo, a la leyenda, al cuadro y al poema que nos inspira y nos llena de magia y fantasía, Rafael...Tu lo has hecho de maravilla y vuelve a ser presente y sentimiento, aquello lejano en el tiempo...Mi felicitación y mi abrazo por tu constante inspiración.
ResponderEliminarM.Jesús
Ciertamente es como dices, María Jesús, y por eso hay momentos así que no debemos desaprovechar para recoger de ellos todo lo bueno que tienen.
EliminarUn abrazo.