Yo pasé por la vida
con mis sueños a cuestas,
y una música sacra
me guiaba hacia ella.
A ese mar tenebroso
donde abundan galernas,
y los hombres valientes
quieren ver mil respuestas.
Porque el niño pregunta,
mientras crece y observa,
por las cosas sutiles
y que tiene muy cerca.
Es la vida que nace,
que te absorbe y te lleva,
a otros sueños distintos
con millares de estrellas.
Yo pasé por la vida
y sentí tu presencia,
caracola, sin nombre,
de pupilas eternas.
Eras toda misterio,
fantasía y leyenda,
primavera explosiva
que dejabas tu esencia.
Y brotó, de tus ojos,
una lágrima tierna,
una flor del rocío
para ser mi princesa.
Y mis ojos, de niño,
se cubrieron de niebla,
al oír las palabras
que querían ser cuerdas.
Yo pasé por la vida,
caminé por sus sendas,
y al final, con mis dedos,
recogí la cosecha.
Es un mundo de humanos
donde Dios está cerca,
aunque dicen que ha muerto
los profetas sin tierra.
Pero sé que lo llevo
y que va en mis poemas,
aunque versos y rimas
sean simples violetas.
Negaremos el cielo,
porque es moda y se lleva,
más, ¿quién niega el latido
del amor en sus venas...?
"...Yo pasé por la vida,
en un día cualquiera,
precisando el susurro
de ese Dios, que me besa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/12/15
con mis sueños a cuestas,
y una música sacra
me guiaba hacia ella.
A ese mar tenebroso
donde abundan galernas,
y los hombres valientes
quieren ver mil respuestas.
Porque el niño pregunta,
mientras crece y observa,
por las cosas sutiles
y que tiene muy cerca.
Es la vida que nace,
que te absorbe y te lleva,
a otros sueños distintos
con millares de estrellas.
Yo pasé por la vida
y sentí tu presencia,
caracola, sin nombre,
de pupilas eternas.
Eras toda misterio,
fantasía y leyenda,
primavera explosiva
que dejabas tu esencia.
Y brotó, de tus ojos,
una lágrima tierna,
una flor del rocío
para ser mi princesa.
Y mis ojos, de niño,
se cubrieron de niebla,
al oír las palabras
que querían ser cuerdas.
Yo pasé por la vida,
caminé por sus sendas,
y al final, con mis dedos,
recogí la cosecha.
Es un mundo de humanos
donde Dios está cerca,
aunque dicen que ha muerto
los profetas sin tierra.
Pero sé que lo llevo
y que va en mis poemas,
aunque versos y rimas
sean simples violetas.
Negaremos el cielo,
porque es moda y se lleva,
más, ¿quién niega el latido
del amor en sus venas...?
"...Yo pasé por la vida,
en un día cualquiera,
precisando el susurro
de ese Dios, que me besa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/12/15
Que bonito que hayas tenido la oportunidad de pasar por tu vida al lado de esa magestuosidad del mar y sentirse siempre su esencia , ella siempre presente su dulzura, su misterio y su amor, tiene que ser una sensación linda y mágica esta precioso un abrazote desde mi brillo del mar
ResponderEliminarTambién tú le tienes muy cerca y puedes disfrutar de toda su belleza, Bea.
EliminarUn abrazo.
Un canto a fe, a la presencia de Dios en nuestra vida. Hermoso.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias por ver así mis versos, María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Asi pasamos por la breve vida Rafael. Sintiendo el amor más que las otras cosas.
ResponderEliminarSaludos.
Así es Beatriz.
EliminarUn abrazo.
Quizás como dices, tus versos sean simples violetas, pero con ramos de estas flores se han hecho canciones que vivirán para siempre.
ResponderEliminarPrecioso poema.
Un saludo.
Gracias por tu visita y comentario, EmeM.
EliminarUn saludo en la noche.
Todos llevamos a Dios dentro, porque todos somos pedacitos de dioses que pudieran serlo si se quisiera...
ResponderEliminarOcurre que la vida a veces con sus múltiples vericuetos, nos ciega y no nos deja ver ni sentir lo buenos que podemos ser como tales dioses.
La dureza de la vida nos malea, así, sin más.
Abrazos.
Tienes toda la razon, Marinel. Gracias por ver un poquito más allá de la niebla.
EliminarUn abrazo en la tarde.