He sentido a la brisa
con su beso en mi frente,
y también el salitre
de las olas muy verdes.
Es un día de agosto,
un domingo de siempre,
con los campos quemados
por el sol inclemente.
Pero aquí, en la ribera,
este sol se agradece,
ya que alivia la brisa
con el viento nordeste.
Es el viento marino,
el que curte las pieles,
y asegura el buen tiempo
como dicen las gentes.
Pero quema los campos
y las siembras se pierden,
paradoja sin nombre
según llega septiembre.
Si la brisa prosigue
y el nordeste es presente,
quedarán los ganados
sin comida en pesebres.
Y también las cosechas
perderán lo que tienen,
como así los frutales
se ahogarán por la fiebre.
En conjunto, la brisa,
nos ofrece placeres,
y si abunda tristezas
para el campo silente.
"...He sentido a la brisa
por mi cuerpo y mis sienes,
en un beso sagrado
reclamando mi suerte..."
Rafael Sánchez Ortega ©
20/08/17
Sentir la brisa en un beso sagrado es lo mejor que puede ocurrir, y qué bien lo expresas, amigo Poeta, un lujo leerte.
ResponderEliminarMi admiración y besos en la tarde de domingo.
Gracias sinceras María, me alegro de que te gusten estos versos.
EliminarUn abrazo en la noche.
Qué bonito poema, extraño los sonetos Rafael . Saludos
ResponderEliminarPues mañana colocaré un soneto, Edith.
EliminarUn abrazo.
BUENAS NOCHES...
ResponderEliminarBELLOS VERSOS RAFAEL COMO TU SABES ESCRIBIR ...ABRAZOS
Gracias Marina.
EliminarUn abrazo y feliz comienzo de semana.
La brisa es una delicia, como tu poema. Abrazo
ResponderEliminarGracias Alicia.
EliminarUn abrazo.
La brisa pasa y nos deja su eterna frescura, como tus letras poeta.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias por tus palabras María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
Rafael, he sentido la brisa de tus letras. Precioso poema.
ResponderEliminarBesos.
Gracias sinceras Pilar.
EliminarBesos.