estaban unas vacas
en la campiña.
Los verdes prados,
las casas de la aldea,
para soñar.
Y los campanos,
tan dulces de las vacas,
siempre sonando.
Las margaritas
asoman y saludan
a nuestro paso.
Son como versos
que surgen de la tierra
con alegría.
Pequeñas flores
tan llenas de la vida,
¡sois admirables!
Un buen paseo,
con campos y montañas,
de espectadores.
Y mientras tanto,
sin prisas caminamos
y disfrutamos.
Yo te contaba
de aquello que veíamos
y así soñamos.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/03/20
Qué dulzura, qué bonito poema
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Un paisaje bucólico, que nos invita a salir y a disfrutar de este mayo cálido y soleado,Rafael.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz día.
Gracias por tus palabras, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Esos paseos sin prisas son los mejores.
ResponderEliminarBesos.
Paseos por el campo, son un lujo para aquellos que pueden darlos ..
ResponderEliminarY es cierto que somos lo que soñamos ..
Un abrazo Rafael.
Reconozco que soy un afortunado, Campirela.
EliminarUn abrazo.
Un hermoso pase...
ResponderEliminarBesos al alma en la tarde noche. Muakkk.
*paseo
ResponderEliminarPaseos y sueños compartidos.
ResponderEliminarHermosos versos, Rafael.
Gracias Galilea.
EliminarHe recorrido el paisaje del poema.
ResponderEliminarMe he llenado de vida en cada verso.
Todo es admirable en la naturaleza; todo es admirable en el poeta que te lleva al lugar donde transcurre el poema.
Abrazo, Rafael.
Es pararse un momento y transcribir lo que divisa el alma, Verónica.
EliminarUn abrazo.