Me siento envejecido,
como un roble ya anciano,
que dormita en el bosque
con el río a su lado,
en mi caso es el parque
con jardines y bancos,
y también con ardillas
que se quedan mirando,
así pasan los días
los meses y los años,
y las canas aumentan
y se van los veranos,
(es la ley de la vida),
que nos va transformando,
desde niños a hombres
acabando en ancianos...
Pero el alma sonríe
con un gesto forzado,
y aunque nadie la vea,
es el cáliz que guardo,
el que marcha conmigo,
el amigo y hermano,
el cabal confidente
que dirige mis pasos
y es que grita, en el fondo,
aquel niño añorado
que jugaba en la playa
con cometas y barcos,
hoy, la arena vacía
nos ofrece otro cuadro,
soledad y silencio
de aquel tiempo soñado...
"...Me siento envejecido,
decía, a nuestro árbol,
soy viajero del tiempo,
en la tarde, cansado..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/03/20
El alma sonríe al leer tu poema, Rafael. Eres dueño de tu tiempo emocional, que saber pararlo y volver a sentir a ese niño, que siempre te impulsa en tus poemas y tus sueños.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo, amigo.
Gracias por tus palabras, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
El alma es eternamente joven...
ResponderEliminarLindas letras Rafael.
Besos al alma.
Gracias Paula.
EliminarBesos.
Solo tu espíritu envejece si tu se lo permites.
ResponderEliminarPrecioso poema Rafael.
Abracitos.
No dejemos que eso ocurra, Ani.
EliminarAbraciños.
Todos llevamos un niño dentro y un viejo encima, pero me gustaría ser como el viejo roble que conservas su hermosura hasta el final.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Cierto Julia.
EliminarUn abrazo.
Pero tu corazón siempre jovial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo intentamos María.
EliminarUn abrazo.
Lo importante es que el alma sonría, a mi me cuesta estos días a veces sonreír, pero hay que vencer..dentro de la tristeza del poema hay hermosura.
ResponderEliminarUn abrazo Rafael.
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Bajo las arrugas de ese tronco anciano, la savia sigue fluyendo, como en cualquier primavera
ResponderEliminarUn abrazo.
Intentemos prolongar la primavera Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Cambia la percepción del tiempo y con ella la mirada, seguimos con el mismo y joven sentimiento, aunque ya no seamos los que éramos...
ResponderEliminarPrecioso, amigo Rafael.
Mil besitos en la tarde.
Gracias Auroratris.
EliminarUn abrazo.
Todos vamos envejeciendo desde el momento que nacemos, pero a llegar a una edad madura nuestros años nos dan esa sabía que enriquece nuestro alma y ella nos guía de la mejor manera por esta vida ..
ResponderEliminarUn abrazo y muy feliz tarde ..aquí llueve!!
Es como dices, Campirela.
EliminarUn abrazo en la tarde. Aquí amenaza la lluvia, pero de momento no llueve.
Cómo te entiendo,amiguco!Así es,cansado y envejecida,yo también.Es una sensación que te atrapa,porque la realidad es el presente,pero mientras nos haga sonreír ese niño interior,podemos seguir cantando
ResponderEliminarBesucos y "palante"
Gó
Pasan y "pesan" los años, Gó.
EliminarUN abrazo y "besucos"
Me siento un poco igual, envejecida y cansada...a pesar de mi edad.
ResponderEliminarUn abrazo rejuvenecedor.
¡Ánimo Laura...!
EliminarUn abrazo.
El tiempo pasa, hunde sus raíces en nosotros, Rafael.
ResponderEliminarEse árbol, tan sabio y enraizado ha de ser símbolo en nuestras vidas.
El poema es una delicia.
Me alegro de que te guste Verónica.
EliminarUn abrazo.