lunes, 1 de junio de 2020

4.218 - VIEJA BOTELLA...



Vieja botella
que llegas de tu viaje
hasta la playa.

Hay un mensaje
que guardas como néctar
en tu interior.

Algunos ojos
te buscan y te ansían
en esta tarde.

Pero tú llegas,
te arropan las resacas
y las mareas.

Una cuartilla
plagada de palabras
es tu tesoro.

Y las pupilas
cansadas de buscarte
al fin te ven.

Hierve la sangre.
Galopa por las venas
con frenesí.

Buscan los dedos
el fruto de tu vientre
y hay un suspiro.

Susurra un labio
y aflora la sonrisa.
¡Dice tu nombre!

Rafael Sánchez Ortega ©
20/03/20

30 comentarios:

  1. Bello viaje el de esa botella, un placer siempre leerte.
    Pronto estamos juntos de nuevo, este descanso lo dedicaré a contemplar la naturaleza, a leer y leerte, no lo dudes.
    Un gran abrazo Rafael. Hasta siempre.

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  2. Los mensajes en una botella siempre son intrigantes e interesantes...

    Abrazo

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  3. No he encontrado nunca una botella con mensaje en la playa, pero no desisto de que un día, venga a mis manos.

    Un abrazo

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    1. Seguiremos esperando ese mensaje.
      Un abrazo Albada Dos.

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  4. Precioso Rafael.
    Besitos y buena semana tengas.

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  5. Deseos lanzados al mar... llegarán.
    Besos.

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  6. Los encuentros siempre son luminarias para los amantes. Precioso, amigo Rafael.

    Mil besitos para ti y feliz junio.

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  7. Bonitos decires, son palabras echadas al mar que encuentran destino.

    Besos al alma y feliz martes.

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  8. Cuantos secretos podrán guardarse dentro de una botella ..
    Mil historias que sin duda alguien las recogerá ..Bonitos versos .Buenas noches !!

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  9. Muy lindo poema Rafael. El mar...con su liquidez azul nos arropa y soñamos con la personita que dirá nuestro nombre. Dices tanto en un poema!
    Un gran abrazo

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  10. Era para vos Rafael, decía tu nombre.... Que bonito sería que fuera verdad, no te parece?

    Un saludo estimado poeta.

    mariarosa

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  11. Aquel marinero ahogaba su llanto en una botella de ron. Los ojos se perdían en la nada asfixiados por el humo de los cigarrillos y del alcohol; hacía que el sentimiento se hiciera tan espeso que el corazón martilleaba en sus sienes. Era noche de principios de Febrero en una posada de malas compañías. Todo rastro de razón le convertía en un ser pensante desvanecido por el trágico embiste de la vida. Sólo quedaban sus sentimientos, sentimientos encadenados al alcohol y tan oscuros que le oprimían el pecho hasta dolerle.
    Bebía para olvidar aquella chica que conoció en el mar del Japón; frágil de osamenta así como implacable en el arte de amar. Con el paso del tiempo vinieron muchos abriles y muchos puertos, muchas mujeres de mala vida y borracheras que terminaban en cualquier callejón lejos de los guardias del puerto pero aquella musa del Oriente, le dejó una indeleble huella en lo más profundo del corazón. Ni el tiempo, ni aquellas mujeres que eran tan voluptuosamente bellas así como otras que rayaban la vulgaridad en la miseria, pudieron ocupar tan preciado lugar.
    Cada amanecer, cuando el sol despuntaba en el oriente, su cuerpo temblaba pidiendo un nuevo trago de alcohol como si su destino se viera marcado al fracaso desde aquel día en que se separó de ella. El sol venía cargado de recuerdos y aquella cálida luz hacía hervir la sangre de su cuerpo maltrecho. Ese sol no era el de la esperanza de un marino en alta mar sino, el rayo del poderoso Júpiter atravesándole el corazón para matarlo de nostalgia.
    Estaba echado sobre su propio vómito en el puerto de una ciudad que ahora no recordaba su nombre. Aquel día el mar estaba en calma y su brisa atravesaba la piel más curtida. Dejó caer la botella de aquel ron añejo que fue rodando hasta caer al mar...allá donde estaba su porvenir...allá donde chocó con otra botella que contenía un mensaje del mar del Japón: Era la voz de Erin buscándolo en ninguna parte desde el otro confín del mundo. Las dos botellas se rompieron y ahora, mecida por las olas del mar, una hoja de papel llora tinta azul.

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    1. Es un bonito relato, Buscador. Gracias por dejarle como regalo.
      Un abrazo y feliz día.

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  12. Muy bello poema, siempre habrá un mensaje de amor en ellas, me encanto.
    Abrazo

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  13. Nunca encontré una botella por la orilla, pero he oído hablar mucho sobre ellas...

    Bonito versos...

    Un saludo.

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    1. Pero soñar con encontrarla no cuesta nada, Mari Carmen.
      Un saludo y gracias.

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