Es cierto que se pasan los otoños,
que llegan los inviernos y las nieves,
que soplan los temidos vendavales
con vientos que se acercan de poniente.
Espero para ver como en la barra
las olas tan bravías se nos mueren,
se rompen con un salto acelerado
llevando la resaca hasta los muelles.
Quizás los sentimientos son lo mismo,
o son esa semilla que mantienes,
quizás ese rescoldo de la lumbre,
la lava que se agita y embravece.
Tal vez es la campana de la iglesia
que avisa del rosario de las siete,
o puede que la tarde que se marcha
nos diga en sus colores lo que quiere.
Me quedo contemplando esta belleza
y siento que hasta el alma se estremece
no tengo ya tus manos en mis manos
ni el labio tembloroso que me bese.
Me dicen que la vida es un misterio,
nacemos para ir hacia la muerte,
no hay nadie que nos diga ni pregunte
ni nadie que al partir nos dé el billete.
Un día se encontraron en la vida
dos almas con miradas, sin dobleces,
buscaron más allá de las estrellas
un mundo entre las rosas y claveles.
Soñaron como sueñan los amantes,
bebieron de la copa sus placeres
y luego se tendieron en el lecho
cubiertos por la niebla muy creciente.
Entonces les cantaron los luceros,
crecieron margaritas en el césped,
salieron las cigarras en la noche,
hablaron las sirenas tan silentes.
...La nieve del invierno que ha llegado,
nos crea fantasías en las sienes,
quizás por el recuerdo del otoño,
quizás porque recuerdas un septiembre.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/01/10
que llegan los inviernos y las nieves,
que soplan los temidos vendavales
con vientos que se acercan de poniente.
Espero para ver como en la barra
las olas tan bravías se nos mueren,
se rompen con un salto acelerado
llevando la resaca hasta los muelles.
Quizás los sentimientos son lo mismo,
o son esa semilla que mantienes,
quizás ese rescoldo de la lumbre,
la lava que se agita y embravece.
Tal vez es la campana de la iglesia
que avisa del rosario de las siete,
o puede que la tarde que se marcha
nos diga en sus colores lo que quiere.
Me quedo contemplando esta belleza
y siento que hasta el alma se estremece
no tengo ya tus manos en mis manos
ni el labio tembloroso que me bese.
Me dicen que la vida es un misterio,
nacemos para ir hacia la muerte,
no hay nadie que nos diga ni pregunte
ni nadie que al partir nos dé el billete.
Un día se encontraron en la vida
dos almas con miradas, sin dobleces,
buscaron más allá de las estrellas
un mundo entre las rosas y claveles.
Soñaron como sueñan los amantes,
bebieron de la copa sus placeres
y luego se tendieron en el lecho
cubiertos por la niebla muy creciente.
Entonces les cantaron los luceros,
crecieron margaritas en el césped,
salieron las cigarras en la noche,
hablaron las sirenas tan silentes.
...La nieve del invierno que ha llegado,
nos crea fantasías en las sienes,
quizás por el recuerdo del otoño,
quizás porque recuerdas un septiembre.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/01/10
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