La nieve llega a nosotros
vestida de seda blanco,
copito a copo en la arena
la playa besa despacio.
Besa también las palmeras
en el jardín solitario,
y hasta la fuente enmudece
al recibir su regalo.
Pero la nieve que llega
viene con frío muy helado,
el que estremece los cuerpos
el que entumece las manos.
Hay otra nieve en el alma,
la que congela los labios,
la que marchita los besos
y los suspiros soñados.
ASí los copos de nieve
llegan al alma temblando,
y allí recogen los miedos
los triunfos y los fracasos.
También la nieve que baja
cubre las copas del árbol,
poniendo un toque divino
en esa imagen del campo.
La nieve llega a las puertos,
roza también los ganados,
cubre de blanco las valles
con esa gracia y encanto.
Entonces todo es silencio
como si fuera un regalo,
con esa nieve que llega
cubriendo ya los tejados.
Sopla la brisa del norte,
baja la nieve del alto,
pasan las nubes deprisa
mientras escribo este canto.
Y entonces, entre la nieve,
llega aquel ángel sagrado,
con su carita tan linda
y sus ojitos muy claros.
Ojos azules divinos,
que con la nieve han llegado,
para alegrar estos días
y con su abrazo mimarnos.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/01/10
vestida de seda blanco,
copito a copo en la arena
la playa besa despacio.
Besa también las palmeras
en el jardín solitario,
y hasta la fuente enmudece
al recibir su regalo.
Pero la nieve que llega
viene con frío muy helado,
el que estremece los cuerpos
el que entumece las manos.
Hay otra nieve en el alma,
la que congela los labios,
la que marchita los besos
y los suspiros soñados.
ASí los copos de nieve
llegan al alma temblando,
y allí recogen los miedos
los triunfos y los fracasos.
También la nieve que baja
cubre las copas del árbol,
poniendo un toque divino
en esa imagen del campo.
La nieve llega a las puertos,
roza también los ganados,
cubre de blanco las valles
con esa gracia y encanto.
Entonces todo es silencio
como si fuera un regalo,
con esa nieve que llega
cubriendo ya los tejados.
Sopla la brisa del norte,
baja la nieve del alto,
pasan las nubes deprisa
mientras escribo este canto.
Y entonces, entre la nieve,
llega aquel ángel sagrado,
con su carita tan linda
y sus ojitos muy claros.
Ojos azules divinos,
que con la nieve han llegado,
para alegrar estos días
y con su abrazo mimarnos.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/01/10
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