Recorrí muy nervioso las trincheras
para ver los despojos de las ratas,
en los hombres carentes de sentidos
con el miedo inundándoles las almas.
Un descanso, quizás insoportable,
se extendía por campos y por jaras,
una paz que no estaba en el ambiente
ofrecían las nubes que pasaban.
Y los hombres vestidos de guerreros,
con fusiles y caras muy cansadas,
un cigarro fumaban en la sombra
y quizás a su vera dormitaban.
No había notas de música y clarines,
y tan solo cantaban las cigarras,
las hormigas huían perezosas
a meterse quizás en las cloacas.
La basura del mundo, reunida,
esperaba el sonido de las balas,
y las fosas con seres moribundos
lentamente con hombres se llenaban.
Era triste ese cuadro de la vida
y luchar por la fuerza de las armas,
se agotaron los diálogos sinceros
y quedaron silentes las palabras.
Pero tú, soñador impenitente,
el Quijote perfecto de la Mancha,
aún creías en sueños y quimeras
y en la paz tan ansiada y deseada.
Más tuviste que ver en las trincheras
todo el mal que carcome las entrañas,
tanto odio en los seres retenido
y a la vez, tanta sangre y tantas lágrimas.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/03/10
para ver los despojos de las ratas,
en los hombres carentes de sentidos
con el miedo inundándoles las almas.
Un descanso, quizás insoportable,
se extendía por campos y por jaras,
una paz que no estaba en el ambiente
ofrecían las nubes que pasaban.
Y los hombres vestidos de guerreros,
con fusiles y caras muy cansadas,
un cigarro fumaban en la sombra
y quizás a su vera dormitaban.
No había notas de música y clarines,
y tan solo cantaban las cigarras,
las hormigas huían perezosas
a meterse quizás en las cloacas.
La basura del mundo, reunida,
esperaba el sonido de las balas,
y las fosas con seres moribundos
lentamente con hombres se llenaban.
Era triste ese cuadro de la vida
y luchar por la fuerza de las armas,
se agotaron los diálogos sinceros
y quedaron silentes las palabras.
Pero tú, soñador impenitente,
el Quijote perfecto de la Mancha,
aún creías en sueños y quimeras
y en la paz tan ansiada y deseada.
Más tuviste que ver en las trincheras
todo el mal que carcome las entrañas,
tanto odio en los seres retenido
y a la vez, tanta sangre y tantas lágrimas.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/03/10
Cantidad de poemas, una gran actividad, son todos loables, gracias por cederme esta dirección de la h.b.De vez en cuando le doy un vistazo que me reconforta y cambia alguna desazón en alegría, saber que escribir con ganas sobre mi forma de hacer y sentir, me hace bien.Lns.
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