No te asustes por el viento
que ahora sopla en los cristales,
es la brisa simplemente
desbocada y muy salvaje.
Va subiendo la marea,
y se llenan los canales,
y en la playa las barquías
ya comienzan a anearse.
Se despiertan las gaviotas
y también los cormoranes,
ellas vuelan y revuelan
y ellos piensan en su viaje.
Una nube solitaria
cruza el cielo en un instante,
va impulsada por la brisa,
y se aleja con la tarde.
No te asustes por el viento
que ahora llega hasta tu calle,
es la brisa tan querida
del nordeste de los mares.
Por el muelle las rederas
cosen mallas sin pararse,
luego arreglan los redeños
y las artes y palangres.
Un marino silencioso
pulsa el cabo del atraque,
se asegura que su barca
tiene libre el abordaje.
Los chicotes rechinean
y protestan con donaire,
es el grito en el azote
de resacas y gigantes.
No te asustes por el viento
que ahora anuncia tempestades,
es la brisa de las almas
y el latido de la sangre.
Unos labios temblorosos
ya musitan una salve,
y otros labios sólo esperan
ese beso insuperable.
Las estrellas en la noche
ya comienzan a asomarse,
cual luciérnagas del cielo
con su brillo de diamantes.
Pero abajo, en la ribera,
llegan ecos y mensajes,
del salitre y de las algas
con escenas inmortales.
¡Qué bonita esta secuencia
del pintor que así la plasme,
el Poeta entre poetas
soñador y caminante...!
"...No te asustes por el viento
ni tampoco por los mares,
marinero que ahora empiezas
a escribir de tu romance..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/08/12
¡Precioso! sin más, solo falta el pintor que de color a este lienzo en poema.
ResponderEliminarSaludos afectuosos.
Leonor.
No te asustes por el viento, es una dulce brisa acariciandote el alma y el corazon. Abrazos.
ResponderEliminarMeterse en el corazón de una tempestad suele ser la forma de empezar a escribir un gran romance. Ojalá no nos asustaran los vientos que anuncian tempestades.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael.
¿No crees Leonor que, cada uno de nosotros, podemos ser el pintor que dé vida a este lienzo?
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
Sí, Alicia, no debemos asustarnos por el viento que al final, puede ser una caricia de la brisa en el alma.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
¡Ojalá María S. que no nos asustaran los vientos que anuncian tempestades!, pero siguiendo tu comentario quizás diría lo siguiente: "...Meterse en el corazón de una tempestad suele ser la forma de empezar a "vivir" un gran romance..."
ResponderEliminarUn abrazo desde Cantabria.
Hay tempestades que hay que vivir...otras de las cuales hay que huír.
ResponderEliminarPero darles tiempo es algo inevitable y necesario.
Todo tiene un proceso y un tiempo, y esos vientos y esas tempestades también.
ABRAZOS GRANDES, RAFAEL.
Cierto Maritza, completamente de acuerdo con lo que dices. En cuanto a ese tiempo y proceso es algo que todos deberíamos buscar para saber capear los temporales y galernas de la vida, que sin duda nos afectan día a día.
ResponderEliminarUn abrazo y el deseo de que tengas un lindo día.
Rafael,gracias por tu visita y tus palabras,amigo.
ResponderEliminarMe alegro de estar de nuevo con vosotros.
Es toda una sorpresa encontrarme con el tema del viento...Ese viento,que siempre nos mueve en el cammino de la vida,nos prueba y nos impulsa...
Creo,que el viento nos habla y hemos de escucharle...¿no creés Rafael?
Mi gratitud y mi abrazo inmenso por tu cercanía y buen hacer,amigo y poeta.
M.Jesús
Vientos favorables, vientos que anuncian tempestades, y benditos "vientos" los de esta madrugada que trajeron algo de alivio al sueño cuando la pleamar besaba la orilla.
ResponderEliminarBesos
No me asusta el viento, me gusta sentir su roce en mis mejillas, me gusta sentir la libertad de su aire sin que nada se lo impida al viento.
ResponderEliminarUn beso.
Sí, M.Jesús, yo también creo que el viento nos habla, y lo hace con ese lenguaje mudo y transparente, pero a la vez directo y sincero, que parece una caricia.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.
...Y cuánto se agradecen esos vientos Verónica C., ¿verdad?, es como ese beso de la pleamar llegando a la orilla de la playa.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde.
Y así debe de ser el viento María, libre, para que llegue y hable, para que bese y acaricie, para que curta la piel del alma si es preciso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quién se puede asustar con el viento, que solo besa, abraza, y acaricia cuando pasa.
ResponderEliminarPreciosas letras, Rafael!
Besos y aleteos para tu alma.
Hola Rafael:
ResponderEliminarTodos los poemas dedicados al viento tienen algo de extraordinario. ¿Será su mágica e invisible presencia la que ilumina el instinto del poeta? ¿será su soplo suave que inspira los sentidos? sea lo que sea, sigue siendo el amante de los veleros en el mar y el rugido del oso en la montaña.
Pero como bien dices: ¡No hay que temer nunca al viento! ¡No oyes cuando sopla! está siempre llamando y los niños entienden su sonido.
Un hermoso romance poeta. Te envío un abrazo.
La respuesta a tu comentario Diana, es que nadie se puede asustar.
ResponderEliminarBesos en la noche.
Sí, Juan, han sido numerosos, (por no decir todos los autores), los que han dedicado unos versos al viento y por algo será. En el viento también hay poesía y canto de las aves, hay silencio y alegría y puede ser hasta el abrazo de los sueños.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y un abrazo también para ti.
Una vez se me dijo ... Cuando sientas el viento es que yo estoy junto a ti , palabras de me madre ... El viento solo me la recuerda
ResponderEliminarNo le tengo miedo al viento mi querido Rafa :)
Gracias por este Poema