y contar a los chopos y robles
mis sueños de níño.
Es difícil romper el silencio y la paz de la noche
con el grito sesgado del búho,
con la voz angustiosa del niño que llama,
con el dulce mensaje que dejan las olas,
con la amarga campana que marca las horas,
y también con el paso cansado del hombre
que marcha a su casa.
Más quisiera seguir con la charla en silencio,
pasear por el bosque desnudo
y sentir el rocío en la noche
besando mi espalda.
Es difícil saber descifrar en la noche
el mensaje que emiten las sombras,
el lenguaje sin voz de los lirios,
la mirada de amor de la luna,
la pasión en el pecho encerrada
y el volcán de la lava que surge de pronto
en el alma, recorre las venas sin freno,
que aturde, que estalla y que mata.
Yo quisiera ser niño de nuevo
y charlar con los árboles mudos de antaño.
Es difícil volver a esos sueños
y rozar con mis manos las alas que aquellos llevaban,
igualmente es difícil notar la dulzura y sosiego
del ave en su vuelo,
la dulce palabra que daban las rosas,
el velo, con paz y misterio, cubriendo a las nubes,
y el paso cansino y sin pausa del viejo maestro
llegando a la escuela.
Más quisiera seguir el monólogo sordo
y correr tras mi voz por el bosque en silencio
para hallar y encontrar la respuesta a mi sino,
a esas dudas de niños que todos tenemos,
a ese canto de amor a una imagen sagrada.
"...Yo quisiera charlar con los árboles mudos
y charlar a la vez con mi alma,
sin testigos ni miedos que puedan palparse,
solamente con ella y contigo mi Amor,
en silencio..."
Rafael Sánchez Ortega ©
09/08/12
Tu poema nos remite a la naturaleza y sentimos su esencia en tu palabra de niño grande,deseoso de crear,de detener el tiempo y ser eterno...
ResponderEliminarMi felicitación,porque consigues ese sueño en tus letras y nos haces partícipes de él de forma mágica y gratificante,Rafael.
Mi abrazo grande y mi ánimo siempre,poeta.
M.Jesús
Gracias por tu visita y comentario M.Jesús, pero estoy seguro de que todos hemos escuchado muchas veces a la naturaleza, aunque a lo mejor, en pocas ocasiones nos hemos detenido a "entender y traducir" lo que nos decía, por esos mil motivos que todos conocemos.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Yo quisiera ser rama,
ResponderEliminarfuerte y vigorosa,
para sostenerte
en silencio,
para hablar
con tus sueños,
para cubrirte
de hojas
y susurrarte
sin miedos...
Abrazo en la noche, Rafael.
Gracias Mafalda por tu comentario y visita en esta noche.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz miércoles.
De verdad que es un lujo poder escuchar al poeta, dejar que su voz nos deslice sus versos a ojos cerrados para captar la magia que nos entrega con su voz, su sentir, su vida.
ResponderEliminarRafael, me voy emocionada, este poema es absolutamente profundo y bello.
Me voy envuelta en un aire de nostalgia y con la gratitud de haber podido disfrutar(te).
Deseo que tengas un buen día.
Un abrazo
Gracias Verónica C. he tratado de reflejar los pensamientos que llegaron a mi cabeza, hace unos días, cuando contemplaba unos robles centenarios asistiendo a una misa campestre. Llegaron muchas cosas a mi pensamiento y luego simplemente dejé que la pluma tratara de reflejarlo.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día también para ti.
Precioso poema y en tu voz se hace mas emocionante. Hablar con la naturaleza, con los arboles, es algo que te llena el alma Rafael.
ResponderEliminarAbrazos...
Sí, Alicia, si que lo es. Recuerdo una vez en el monte, que de pronto me sorprendí ya que iba hablando en voz alta y confesando a la naturaleza toda mi vida y mis problemas. ¡Ya ves las locuras que pueden suceder, sin uno darse cuenta...!
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo quisiera caminar descalza sintiendo el frescor de las hojas, tomar la luna entre las ramas de los árboles que escuchan mi alma.
ResponderEliminarDejar que el aire acaricie mis lamentos y los aleje.
Besos.
Esta genial.
Pero son locuras que merece la pena cometer.
ResponderEliminarTe aseguro que aquel día nunca lo olvidaré Alicia.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Y quién no desea eso Laira?... Quizás unos pocos han ó hemos tenido la oportunidad de vivir esas sensaciones y desde luego que es algo maravilloso.
ResponderEliminarBesos para ti.
Y quién no quisiera volver a ser niño, verdad?
ResponderEliminarTal vez, solo sea posible a través de los recuerdos, y dejando salir aquel niño que todos llevamos dentro.
Bellas y sensibles letras, entonadas en tu melodiosa voz.
Abrazos alados, Rafael!
Como he dicho muchas veces Diana, creo que todos, en nuestra alma, conservamos esa parte de niños que nunca nos abandona y que nos reclama, por eso el intentar charlar con los árboles mudos, siendo una utopía ó una metáfora, también es algo que nos vuelve a llevar a esa infancia que nunca hemos perdido.
ResponderEliminarAbrazos para ti en la tarde.