Aún te siento tan cerca, con tu risa y tu vida,
que hasta siento tu aliento
golpear en mis labios
y dejar sus caricias
con pasión por mi cuerpo.
Aún te veo a mi lado, en las tardes aquellas,
caminando despacio, comentándome cosas,
que te habían pasado.
Aún escucho el latido de tu pecho cercano
susurrando mi nombre
y rompiendo el silencio, virginal,
de la tarde.
Aún aspiro tu aroma y me embriago deprisa,
recordando tu cuerpo que, desnudo,
venía al encuentro del mío.
Aún maldigo la noche que, llegó sin pensarlo,
y rompió tantos sueños
y cristales de barro…
Rafael Sánchez Ortega ©
14/10/18
Un triste recuerdo para maldecir.
ResponderEliminarUn poema tristemente bello
Que tengas un buen día Rafael.
Un abrazo
Gracias sinceras Carmen.
EliminarQue tengas una linda tarde.
Precioso poema, cargado de amor, a ese pasado que que se rompió. Maldita hora de la quella noche que echó por tierra tan bello romance
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tus palabras, Albada Dos.
EliminarUn abrazo en la tarde.
No me esperaba un final tan triste, pero hace aún más bonitos estos versos, Rafael.
ResponderEliminarUn besazo.
Gracias por tus palabras Rebeca.
EliminarUn beso.
Hola buenas noches un poema sensible y tierno con ese final que estropea esa llegada con la noche , pero recuerda que después llega la mañana ..
ResponderEliminarUn abrazo .
Es cierto, tras la noche siempre llega una mañana, Campirela, como bien dices.
EliminarUn abrazo en la noche.
Ese recordado amor hizo a tu corazón
ResponderEliminarque puedas escribir tan bonito poema.
Recibe mi saludo con cariño
Gracias Doris.
EliminarUn abrazo.
Un canto al amor perdido, con tu gran maestría.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Un amor que dejó huellas hecho poesía . Un abrazo cálido.
ResponderEliminarGracias Edith.
EliminarUn abrazo.
Al sentirnos así volvemos a vivir esos momentos, para escribir recordando.
ResponderEliminarAbrazo
Cierto, María del Rosario.
EliminarUn abrazo.