Busqué una musa en el cielo
y me encontré a las estrellas
que asomaban en la noche
con su luz como linternas,
y no me pude escapar
y proseguí tras sus huellas
y ese velo de las sombras
que rasgaba con sus velas;
en un momento, un suspiro,
rompió, tal vez, las tinieblas
y pude ver débilmente
una figura inconcreta,
era la musa del sueño,
que en la playa era princesa,
y en el campo Dulcinea
con delirios de sirena...
Busqué a la luna en el cielo
y no supe entretenerla,
y tomarla como musa
y fijarla en un poema,
y lloré, como los niños,
cuando tienen la rabieta,
sin saber que musa y luna
compartían ya la mesa,
y el banquete comenzaba
y hasta el baile con la orquesta,
desgranaba melodías
con sonrisas casi eternas,
entonces cesó aquel llanto
y acabó la pataleta
cuando la luna, ya musa,
palpitaba por mis venas...
"...Busqué una musa sin nombre,
y la luna salió presta,
a reclamar ese premio
que hace tiempo yo le diera..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/18
La luna e una musa potente, sólo hay que evocarla para que su claridad nos visite.
ResponderEliminarMuy buen poema. Un abrazo
Cierto Albada Dos.
EliminarUn abrazo y gracias.
Ay de esa luna que se viste de plata, mágica y provocadora, cómplice de tanto…
ResponderEliminarPrecioso, querido amigo. Siempre un placer leerte.
Un abrazo, y feliz tarde.
Sí, Ginebra, es una luna especial.
EliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo y feliz noche.
Que bonito poema además con esa rima tan ritmica ..y que mejor musa que la luna y estrellas .
ResponderEliminarFeliz noche y buen puente .
Gracias por verla así en estos versos, Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz puente también para ti.
La luna siempre atenta a los poetas, tratando de complacerles y acunar sus poemas, como este que nos dejas, donde brilla con magia y majestad, Rafael.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu buen hacer.
Gracias María Jesús.
EliminarUn abrazo.