Dijiste que te dejara ver
el mundo con mis ojos,
para sentir llegar la vida
con toda su alegría en cada día.
Dijiste que te enseñara
a ocultar lo que pensabas
y te dejara entrar en mi corazón,
para intentar dormir con sus latidos
arrullada por los sueños de tu fantasía.
Dijiste que comprendiera
y entendiera tus silencios,
para que en ellos
encontrara tus palabras
y tu amor.
Dijiste que te enseñara a mentir,
como yo mentía,
para mirar mis ojos
y decirme que me amabas.
Dijiste tantas cosas…
¡Que yo te abandoné, con mi silencio,
marchando hacia la nada!
Rafael Sánchez Ortega ©
13/09/18
Decir y también sentir, que lo que se diga se sienta desde el corazón.
ResponderEliminarUn placer leerte, mi admirado poeta.
Besos y feliz tarde.
Gracias María.
EliminarUn abrazo en la tarde.
A veces no valen las súplicas, la vida toma otros rumbos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto Rafael.ç
EliminarUn abrazo.
El dejar tanto poder a la otra persona sobre uno ..tiene consecuencias a veces no son las mejores o más acertadas.
ResponderEliminarFeliz noche amigo .
Sí, Campirela, suele pasar.
EliminarUn abrazo en la noche.
Wawww... que poema que deja pensando... enseñar a mentir no es bueno, tu poema es bello.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
El último Dijiste es desolador. Nadie es el origen de una desolación ajena. Hay amores que regresan con el rosario de quejas, pero eso no son amores.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes razón Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Muchas veces no es bueno enseñar tanto , por que al final siempre te acaban engañandote . Besos de flor .
ResponderEliminarTienes razón, Flor.
EliminarUn abrazo.