Mirando al cielo
en busca de la lluvia
que no se ve.
Y es que hace falta.
Las tierras están secas
y muy sedientas.
Gritan los campos,
se mueren las cosechas,
por la sequía.
Tú esto contemplas
y al verlo te acongojas
e identificas.
El campo pide
el llanto de los cielos
que le hace falta.
En sus entrañas
el fruto y las semillas
precisan agua.
Está sedienta
la tierra y la campiña
de nuestras huertas.
Y las cosechas
se mueren, prematuras,
por el calor.
Miras al cielo
y sientes impotencia
por mil motivos.
Tú también lloras,
sufrido campesino,
sin solución.
Pero tus lágrimas
no sirven a que, el campo,
calme su sed.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/06/23
Ojalá tus letras aclamen esa lluvia tan necesaria para ese campo seco que llora por la ausencia del agua,
ResponderEliminarAunque debo decir que hoy amanecimos con lluvia y además de la buena de la que cae poco a poco y moja bien la tierra.
Un fuerte abrazo.
Pues aquí cuatro gotas que ni para "lamerse" los gatos, Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Es bellisimo cómo conviertes en verso la situación. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Inma.
EliminarUn abrazo.
Está respondiendo, tu llamada verso a verso parece que si la ha escuchado. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario Ester.
EliminarUn abrazo.
El agua bendita que cae del cielo es la vida misma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto Rafael, así es.
EliminarUn abrazo.
La lluvia es fuente devida, por eso las sequías son tan horribles.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Es como dices, Maripau.
EliminarUn abrazo.
Aquí, menos mal, lleva lloviendo ya dos semanas. Y ya hay quien se queja.
ResponderEliminarLa lluvia siempre es bienvenida. Es vida.
Abrazo, Rafael.
Nunca estamos conformes Verónica.
EliminarAbrazo.